Itinerario de 3 días por Irlanda
- Jen y Licha

- 12 ago
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept
Conocida como la “Isla Esmeralda” por sus paisajes verdes y vibrantes que parecen sacados de un cuento celta, Irlanda fue una de esas sorpresas que te atrapan sin previo aviso. Esta isla del Atlántico Norte nos robó el corazón, no solo por su naturaleza deslumbrante —con colinas ondulantes, acantilados infinitos y lagos cristalinos— sino también por su gente, posiblemente la más amable, hospitalaria y genuina que conocimos en toda Europa.
Como argentinos, sentimos una conexión inmediata. Quizás sea esa herida compartida con el Reino Unido: ellos por su largo y doloroso conflicto por la independencia, nosotros por la guerra de las Malvinas. Irlanda logró su ansiada autonomía en 1922, con la firma del Tratado Anglo-Irlandés, y se convirtió oficialmente en república en 1949, abandonando así el Commonwealth. Hoy, la República de Irlanda es un país orgulloso de su identidad y tradiciones, que supo preservar con fuerza a lo largo de los siglos.
Durante nuestros tres días en Irlanda recorrimos parte del sur y oeste del país, y nos quedó pendiente el norte para una próxima visita. Pero aún con ese fragmento sin explorar, podemos decir que Irlanda nos ofreció mucho más de lo que imaginábamos: desde los imponentes Acantilados de Moher hasta los animados pubs de Dublín (con el icónico Temple Bar a la cabeza), pasando por carreteras panorámicas, pueblos pesqueros donde probamos el mejor fish & chips de nuestras vidas y callejones donde músicos callejeros nos erizaron la piel con su talento.
A continuación, te compartimos nuestro itinerario y esos rincones imprescindibles que nos hicieron enamorarnos perdidamente de la Isla Esmeralda.
RANKING DE LUGARES
Acantilados de Moher
Galway
Dublín
Cobh
Limerick

Itinerario de 3 días por Irlanda
1.COBH
Apenas aterrizamos en Dublín, alquilamos un auto para recorrer el sur y el oeste del país por libre. Al final del viaje regresaríamos a la capital para conocerla con calma y tomar desde allí el vuelo hacia nuestro próximo destino.
Nuestra primera parada fue Cobh, a unos 260 km. Antiguamente conocida como Queenstown, este pintoresco pueblo portuario del condado de Cork es una excelente primera escala. Su historia está profundamente ligada a la emigración irlandesa y al transatlántico más famoso del mundo: el Titanic. De hecho, Cobh fue su último puerto de escala antes del trágico naufragio. Aunque el Titanic no atracó directamente, 123 pasajeros embarcaron aquí el 11 de abril de 1912 mediante pequeñas embarcaciones que los llevaron hasta el buque.
Para conocer más sobre esta historia, podés visitar el museo Titanic Experience Cobh, ubicado en la antigua oficina de White Star Line. Allí se rinde homenaje a quienes partieron en busca de una nueva vida y se revive cómo era viajar a bordo.
Lamentablemente, como nuestro vuelo llegó demorado, no pudimos visitarlo. En su lugar, decidimos ir directamente a conocer la imponente Catedral de St. Colman’s, ubicada en lo alto del pueblo.
Esta catedral neogótica, obra de los arquitectos Edward Welby Pugin y George Ashlin, tardó 47 años en completarse. Su construcción comenzó en 1868 y no se finalizó hasta 1915, atravesando incluso la muerte de uno de sus creadores. La obra deslumbra por su tamaño, detalles ornamentales y el sonido de su carillón de 49 campanas, el más grande de Irlanda. Además, desde la explanada se obtienen vistas panorámicas espectaculares del puerto de Cobh. La catedral abre todos los días de 8 a 19 hs y la entrada es gratuita. Realmente vale la pena.
📍Tip viajero: podés dejar el auto en el estacionamiento gratuito de la catedral y recorrer el pueblo a pie desde ahí.
Después de la visita, paseamos por sus calles empedradas admirando las coloridas casas del siglo XIX. Para la clásica postal de Cobh con la hilera de casas de colores y la catedral de fondo, hay que acercarse a Deck of Cards Houses, ubicado en la calle West View, probablemente el rincón más instagrameable del pueblo.
Finalizamos la visita caminando un poco por el puerto y retomamos la ruta para recorrer los 120 km que nos separaban de Limerick, nuestro próximo destino.
2.LIMERICK
Lamentablemente, llegamos tarde a esta ciudad, por lo que pudimos recorrer muy poco. Aun así, hicimos una parada obligada frente al King John’s Castle, uno de los castillos mejor conservados del país. Aunque no ingresamos, nos conformamos con admirar su imponente fachada desde el río Shannon, el más largo de Irlanda, que atraviesa la ciudad y le da un aire muy pintoresco.
Desde allí caminamos hasta The Curragower Bar, donde brindamos con nuestra primera birra (cerveza) del viaje y probamos el primer fish & chips… el primero de muchos, claro. Este pub tradicional tiene una terraza con vistas privilegiadas al castillo y al río, y una carta sencilla pero deliciosa. Un sitio ideal para relajarse, disfrutar del ambiente local y recargar energías antes de continuar el camino.
Aunque nuestra visita fue breve, creemos que Limerick bien vale una parada, aunque sea para admirar su historia medieval y saborear su cocina junto al río.

3.ACANTILADOS DE MOHER
Amanecimos bien temprano en Limerick para recorrer los 80 km que nos separaban de uno de los lugares más esperados del viaje: los Acantilados de Moher. Ubicados en la costa oeste de Irlanda, estos imponentes acantilados se elevan hasta 214 metros sobre el océano Atlántico y se extienden a lo largo de 8 km regalando un paisaje que quita el aliento.
Llegamos alrededor de las 10:00 hs al parking oficial, ubicado justo enfrente del centro de visitantes. Mostramos nuestros tickets comprados online a través de la web oficial.
El ingreso incluye el estacionamiento y su precio varía según el horario de visita:
De 08:00 a 11:00 hs y de 16:00 a 21:00 hs: 8 euros por persona
De 11:00 a 16:00 hs: 12 euros por persona
Desde el centro de visitantes parten todos los senderos. Caminando hacia el mar, el primer mirador ya te ofrece una panorámica que impacta. Si tomás el camino hacia la derecha, accederás a la ruta principal que lleva hasta la Torre O’Brien, a unos 800 metros. Si seguís caminando, en aproximadamente 2 km se llega al mirador norte (North Viewpoint), y desde allí hay otros 3 km hasta el mirador sur (South Viewpoint).
En total, hicimos una caminata de unas 2 horas recorriendo aproximadamente 7,5 km. Sin duda, recomendamos hacer este tramo completo. Cada punto panorámico te regala una postal diferente, y aunque intentamos capturar todo con la cámara, la belleza natural es tan abrumadora que resulta difícil elegir solo algunas fotos.
4.GALWAY
Desde los Acantilados de Moher, seguimos rumbo hacia Galway, conduciendo durante 1 hora y media unos 75 km. Nos encontramos con una ciudad vibrante, pintoresca y llena de vida, que rápidamente se ganó un lugar entre nuestras preferidas del país.
Conocida como la “ciudad de las tribus” por las 14 familias que la gobernaron durante la Edad Media, Galway conserva un encanto medieval mezclado con una energía juvenil. Sus calles empedradas, músicos callejeros y fachadas coloridas crean una atmósfera única.
Iniciamos el recorrido por Eyre Square, la plaza principal, repleta de gaviotas y punto de encuentro de los estudiantes universitarios. A pocas cuadras de allí, almorzamos en The Dough Bros, una excelente pizzería votada como la mejor de Irlanda. Con la panza llena, continuamos hacia el Castillo de Lynch y la Iglesia de San Nicolás.
Al final de Market Street, nos adentramos en el Barrio Latino, nuestro rincón favorito. Pasear por Quay Street y Kirwan's Lane es como viajar en el tiempo: adoquines, fachadas antiguas, pubs acogedores, y una chica tocando el arpa en plena calle que parecía sacada de una postal.
Nos tentamos y nos tomamos una cerveza en el famoso The King's Head, un pub fundado en 1649, con siglos de historia. Para cerrar la tarde, caminamos por el Long Walk, desde donde se aprecia la bahía y las icónicas casitas de colores junto al agua.
Antes de volver al alojamiento, bordeamos el río Corrib hasta llegar a la Catedral de Galway, uno de los edificios más imponentes de la ciudad, pero lamentablemente ya había cerrado. La entrada es gratuita y abre todos los días de 08:30 a 18:30 hs.

5.DUBLÍN
Y así volvimos a donde todo empezó: la vibrante y carismática Dublín. Contábamos solo con un día para explorarla, así que fuimos directo a los puntos más emblemáticos de la capital irlandesa.
Empezamos por la Catedral de San Patricio, la iglesia más grande del país y dedicada al patrón de Irlanda. De estilo gótico, su interior nos sorprendió con una decoración recargada muy diferente a la sobriedad de otros templos europeos. La entrada cuesta 9 euros (disponible en la web oficial o directamente en el lugar), y abre todos los días de 09:30 a 17:00 hs. También vale la pena detenerse un rato en el parque que la rodea.
Seguimos con la Catedral de la Santísima Trinidad, una joya construida en 1028 por un rey vikingo, que ha sido ampliada con el correr de los siglos. Es el edificio más antiguo de Dublín y tiene una energía muy especial. Su entrada cuesta 11,50 euros y se puede adquirir online; abre toda la semana de 09:00 a 18:30 hs, con horarios especiales los domingos (desde 12:30 hs) y los viernes (cierre de 15:00 a 16:15 hs). Una curiosidad: en su cripta se conserva una de las cuatro copias de la Carta Magna, documento fundamental que sentó las bases del derecho moderno y limitó el poder real.
Muy cerca de allí, se encuentra el Castillo de Dublín, construido en el siglo XII. Si tenés tiempo, se puede recorrer con una visita guiada de una hora (8 euros) que incluye el Salón de San Patricio, la Capilla Real, la Sala del Trono, la Gran Escalera y hasta los antiguos aposentos reales. En el exterior, se pueden apreciar los jardines y la Torre Medieval del siglo XIII. Abre todos los días de 09:45 a 17:15 hs. Nosotros esta vez no lo hicimos porque teníamos entrada para otro lugar muy especial: el Trinity College.
Fundada en 1592 por Isabel I, el Trinity College es la universidad más antigua y prestigiosa de Irlanda. Por sus aulas pasaron escritores como Oscar Wilde, Bram Stoker y Samuel Beckett. Pero su mayor atracción es la antigua biblioteca, que inspiró al mismísimo Hogwarts. Actualmente los libros originales fueron removidos por conservación, aunque aún puede verse el Libro de Kells, un manuscrito del siglo IX elaborado por monjes celtas con los Evangelios del Nuevo Testamento. El ticket cuesta 19 euros, se reserva online e incluye una visita de 45 minutos. Abre de 09:30 a 17:00 hs, excepto los domingos que abre a las 12:00 hs. En lo personal, creemos que vale la pena ir si te interesa la historia y arquitectura, aunque recomendamos esperar a que se reubiquen los libros originales.
Después del Trinity, hicimos una visita a la Galería Nacional de Irlanda, un imperdible para los amantes del arte. Con entrada gratuita, está abierta de 11:00 a 17:30 hs y posee una impresionante colección que abarca desde el siglo XIV hasta nuestros días. Se destaca la mayor colección de arte irlandés del mundo, pero también obras de Goya, Monet, Velázquez, Vermeer, Van Gogh, Rembrandt y, en particular, la impactante pintura de Caravaggio: “La captura de Cristo”. Recomendamos dedicarle al menos dos horas.
Y para cerrar nuestro día y despedirnos del país como se debe, fuimos a Temple Bar, el barrio más famoso y animado de Dublín. Entre calles adoquinadas, banderas irlandesas y sonidos de gaitas, encontramos el icónico pub The Temple Bar, con más de 160 años de historia. Sí, una pinta cuesta unos 8 euros, pero la atmósfera lo vale: música celta en vivo, risas, turistas y locales compartiendo un momento que parece detenido en el tiempo.
Con el corazón contento y la cerveza aún burbujeando, cruzamos el Puente del Medio Penique, despidiéndonos de Irlanda con una sonrisa y la certeza de que este país, con su gente cálida, su historia y sus paisajes de película, se nos quedó para siempre guardado en el alma.
BUCKETLIST PARA EL PRÓXIMO VIAJE
Belfast
Abadía de Kylemore
Península de Dingle
El Anillo de Kerry
Kilkenny
Brú na Bóinne
Puente Colgante Carrick
Calzada de los Gigantes
Castillo de Glenveagh
























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