top of page
  • E-mail icon_edited
  • Instagram
  • Facebook

Itinerario de 6 días en Escocia

  • Foto del escritor: Jen y Licha
    Jen y Licha
  • 13 ago
  • 12 Min. de lectura

Actualizado: 4 sept

Escocia fue el primer país del continente europeo que conocimos juntos y, sin lugar a dudas, uno de nuestros preferidos. Es un destino que superó ampliamente nuestras expectativas, no solo por su belleza natural, sino también por la profundidad de su historia, su cultura celta y su atmósfera tan única como acogedora.


Tierra mágica de leyendas, clanes, gaitas y paisajes indomables, Escocia ha cautivado durante siglos a navegantes, exploradores, escritores y cineastas, y hoy lo hace con millones de viajeros que buscan desconectar de la civilización mientras recorren sus estrechas rutas, a menudo compartidas con rebaños de ovejas que parecen tener derecho de paso prioritario.


Montañas cubiertas de niebla, lagos serenos, cascadas escondidas, castillos en ruinas y pueblos que parecen detenidos en el tiempo: todo en Escocia parece sacado de un cuento. Recorrerla es como sumergirse en un escenario medieval atravesado por la fuerza de la naturaleza, donde la historia y el paisaje se funden sin esfuerzo.


Históricamente, Escocia fue un reino independiente hasta 1707, cuando se unió a Inglaterra para formar el Reino Unido. Sin embargo, conserva una fuerte identidad nacional, con su propio sistema legal, educativo y una rica tradición cultural que se refleja en el idioma gaélico, los kilts, las danzas tradicionales y, por supuesto, en su célebre whisky.


Es el país más septentrional de las cuatro naciones constituyentes del Reino Unido, y ocupa un tercio del territorio de la isla de Gran Bretaña. Su geografía está marcada por la división entre las Tierras Bajas (Lowlands), más pobladas y urbanas, y las Tierras Altas (Highlands), donde reina la naturaleza más salvaje. Su capital, Edimburgo, es una joya histórica y cultural, mientras que Glasgow es el corazón moderno y creativo del país.


Además de ser el hogar de William Wallace, héroe de la independencia escocesa, y del legendario monstruo del Lago Ness, Escocia es también uno de los destinos más seguros y hospitalarios de Europa.


RANKING DE LUGARES

  1. Edimburgo

  2. Isla de Skye

  3. Stirling

  4. Lago Ness

  5. Falkirk

  6. Glasgow


Dean Village en Edimburgo
Dean Village en Edimburgo

Nuestro itinerario de 6 días


EDIMBURGO


Edimburgo, capital de Escocia y segunda ciudad más visitada del Reino Unido después de Londres, es una de esas ciudades que te conquista desde el primer momento. Con su mezcla perfecta de historia, arquitectura medieval, callejuelas empedradas, colinas verdes y un ambiente vibrante, es fácil entender por qué está entre las favoritas de tantos viajeros incluidos nosotros.


Cuando cae la tarde y las luces comienzan a encenderse, Edimburgo se transforma en un verdadero escenario de película. Sus tabernas centenarias se llenan de locales y turistas que comparten pintas o degustan el famoso whisky escocés de malta, muchas veces acompañados por músicos que tocan en vivo creando una atmósfera que es puro encanto.


La ciudad está dividida en dos grandes áreas: la Old Town, corazón histórico y medieval, donde cada rincón respira leyendas e historias centenarias; y la New Town, con su arquitectura georgiana perfectamente planificada y elegantes avenidas del siglo XVIII. Ambas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y recorrerlas es como transitar dos épocas distintas sin salir de la misma ciudad.


Una de las mejores decisiones que podés tomar al planear tu viaje es dedicar al menos tres días completos a explorar Edimburgo. Este tiempo te permitirá caminar sin apuro por la Royal Mile, visitar el imponente Castillo de Edimburgo que domina la ciudad desde su roca volcánica, entrar gratis a alguno de sus excelentes museos nacionales, como el National Museum of Scotland, y perderte en los jardines de Princes Street si el sol se deja ver.


Además, vas a poder subir a alguno de sus miradores, como Calton Hill o Arthur’s Seat, un antiguo volcán que ofrece vistas panorámicas increíbles, especialmente al atardecer. Son esos momentos en los que Edimburgo te deja sin palabras y se te graba para siempre en la memoria.


Una ciudad con alma, historia y magia. Y sí, nuestra preferida del Reino Unido.


DÍA 1


Aterrizamos por la mañana bien temprano y, tras recoger nuestras cosas, nos dirigimos a nuestro alojamiento: Airdenair Guest House, ubicado en la zona de Newington. Esta área, ligeramente alejada del centro, fue una excelente elección: más económica, tranquila y a una distancia ideal para recorrer la ciudad sin pagar una fortuna en hospedaje.


Dejamos las mochilas, nos tomamos el autobús (que se puede pagar con tarjeta de crédito, súper práctico) y nos lanzamos a explorar la ciudad.


Nuestra primera parada fue la Royal Mile, la arteria más emblemática de Edimburgo, que conecta el Castillo de Edimburgo con el Palacio de Holyroodhouse. Caminar por aquí es como viajar en el tiempo: callejones adoquinados, edificios de piedra oscura y un aire medieval inconfundible.


Nos detuvimos en la Catedral de Saint Giles, una de nuestras iglesias favoritas del viaje. Su arquitectura gótica, su famosa cúpula en forma de corona y su interior majestuoso la convierten en un imperdible absoluto.


Desde allí subimos al imponente Castillo de Edimburgo, situado sobre un volcán extinto. Aunque no entramos esta vez, simplemente contemplarlo desde sus exteriores y ver cómo domina la ciudad ya es una experiencia en sí misma.


Bajamos luego por la colorida y encantadora Victoria Street, probablemente la calle más fotogénica de Edimburgo (e inspiración para el Callejón Diagon de Harry Potter). Allí llegamos a Grassmarket, una plaza con mucha historia y excelente ambiente donde hicimos una parada para almorzar en Oink, un local pequeño pero muy recomendado por sus sándwiches de cerdo asado. ¡Una delicia!


Con energías recargadas, seguimos camino al National Museum of Scotland. La entrada es gratuita y vale muchísimo la pena, no solo por sus exposiciones (que abarcan desde historia natural hasta tecnología), sino también por su arquitectura y su terraza con vistas a la ciudad.


Continuamos con la visita a la Galería Nacional del Retrato (también gratuita), que nos pareció bellísima tanto por su colección como por su interior gótico-renacentista.

Pasamos por el Scott Monument, una aguja neogótica en homenaje al escritor Sir Walter Scott, y terminamos el día en Calton Hill, una de las colinas más icónicas de la ciudad. Desde aquí se obtienen unas vistas espectaculares del skyline de Edimburgo, especialmente al atardecer, con la ciudad teñida de tonos dorados y el Mar del Norte al fondo.


Para la cena, fuimos a Edinburgh Street Food, un espacio moderno y vibrante donde conviven puestos de comida de diferentes partes del mundo. Ideal para cerrar un día intenso y emocionante con una buena comida y un ambiente animado.




DÍA 2


Después de un merecido descanso, comenzamos nuestro segundo día en Edimburgo paseando por la elegante Princes Street, una de las principales avenidas comerciales de la ciudad. A un lado, tiendas y vida urbana; al otro, los preciosos Princes Street Gardens, con el imponente Castillo de Edimburgo alzándose sobre la colina como telón de fondo. Un paseo que combina perfectamente naturaleza y arquitectura.


Desde allí nos dirigimos hacia Cockburn Street (sí, se pronuncia "Co-burn"), una de las calles más pintorescas de la ciudad, con sus curvas pronunciadas, casas de piedra y locales con encanto. Es un excelente lugar para detenerse a tomar un café o simplemente disfrutar del ambiente animado.


Continuamos hacia el extremo este de la Royal Mile, donde se encuentra el complejo del Palacio de Holyroodhouse, la residencia oficial del Rey en Escocia. Aunque no lo visitamos por dentro, sí nos acercamos a explorar las evocadoras ruinas de la Holyrood Abbey, un antiguo monasterio del siglo XII que hoy impresiona por su atmósfera melancólica y su historia ligada a figuras como María Estuardo.


Muy cerca se encuentra el Holyrood Park, uno de los pulmones verdes de Edimburgo y hogar del famoso Arthur’s Seat, un antiguo volcán extinto y el punto más alto de la ciudad. Subir hasta la cima es una de las actividades más recomendadas, tanto por su conexión con la naturaleza como por las increíbles vistas panorámicas que ofrece.


👉 Datos técnicos:


  • Duración: entre 1h y 1h30 (ida y vuelta)

  • Distancia: 4,5 km aprox.

  • Elevación: 251 metros

  • Nivel de dificultad: moderado


El sendero más popular comienza cerca de Holyrood Palace y asciende por un terreno rocoso que requiere algo de esfuerzo, sobre todo en el tramo final. Pero el esfuerzo se ve recompensado con una de las vistas más impactantes de todo Edimburgo: la ciudad se despliega entre colinas, mar y monumentos como una verdadera postal escocesa.


Tras la caminata, decidimos recargar energías en Tempting Tatie, un pequeño local ideal para un almuerzo rápido y reconfortante. Su especialidad: papas rellenas enormes con todo tipo de toppings. Una opción deliciosa, barata y bien local.


Con el cuerpo cansado pero el corazón contento, dedicamos la tarde a pasear sin rumbo por las callejuelas de la Old Town, dejándonos sorprender por su ambiente medieval, tiendas curiosas y rincones mágicos.


Para cerrar el día elegimos Howies Restaurant, un lugar ideal para probar la gastronomía local. Nos animamos al famoso haggis, uno de los platos más tradicionales de Escocia, y para nuestra sorpresa, ¡es realmente delicioso! Se sirve caliente, acompañado de puré de nabo y papa, y es mucho más sabroso de lo que uno imagina.

Como broche de oro, compartimos un sticky toffee pudding, un postre típico escocés simplemente irresistible.




DÍA 3


Para nuestro último día en Edimburgo decidimos alejarnos un poco del circuito más tradicional y conocer una cara más relajada y artística de la ciudad.


Dean Village fue nuestra primera parada, una pequeña aldea dentro de la propia ciudad que parece sacada de un cuento. Situada a orillas del río Water of Leith, sus antiguas casas, callejuelas empedradas y puentes de piedra nos regalaron una caminata de lo más pintoresca, perfecta para comenzar el día con calma.


Desde allí seguimos rumbo a la St Mary’s Episcopal Cathedral, una imponente iglesia de estilo neogótico menos conocida por los turistas, pero con un interior bellísimo y una atmósfera muy especial.


La mañana artística continuó en la Scottish National Gallery of Modern Art, dividida en dos edificios (Modern One y Modern Two), ambos rodeados por jardines y esculturas al aire libre que valen mucho la pena. Además de sus colecciones permanentes, siempre tienen exposiciones temporales que sorprenden. Y lo mejor: la entrada es gratuita.


Para cerrar el día y despedirnos de Edimburgo entre verde y tranquilidad, visitamos el Jardín Botánico, uno de los más antiguos y completos del Reino Unido. Paseamos entre invernaderos, árboles centenarios y senderos silenciosos que nos hicieron olvidar por un rato que estábamos en una capital europea.


Una manera ideal de terminar tres días intensos y hermosos en una de las ciudades más mágicas que conocimos.




DÍA 4


FALKIRK


Con las mochilas cargadas de emoción y mapas, retiramos el auto, nos adaptamos rápidamente a manejar por la izquierda (¡mucho más intuitivo de lo que imaginábamos!) y nos lanzamos a recorrer una de las rutas más completas y pintorescas de nuestra aventura. En total hicimos unos 180 km, saliendo de Edimburgo con destino final en Glasgow, pero con varias paradas intermedias que nos regalaron historia, naturaleza y monumentos inolvidables.


Nuestra primera parada fue en el Monumento The Kelpies, en el Parque Helix. Estas impresionantes esculturas de 30 metros de altura representan a los kelpies, criaturas mitológicas escocesas que toman forma de caballos. Son un homenaje a la fuerza de los caballos de tiro que trabajaban en los canales de Escocia. La escala y el detalle de las esculturas nos dejaron boquiabiertos.


Desde allí seguimos hacia Callendar Park & Callendar House, un paseo tranquilo entre árboles centenarios y jardines cuidados que desemboca en una mansión del siglo XIV con una exhibición interactiva muy interesante sobre la historia de la región.




STIRLING


El siguiente punto fue uno de los más emblemáticos del país: el Castillo de Stirling, una imponente fortaleza que jugó un papel clave en la historia de Escocia y que alguna vez fue hogar de María Estuardo. La visita al castillo es fascinante, tanto por su arquitectura como por las vistas panorámicas que ofrece sobre el Valle del Forth.


Muy cerca, hicimos una breve parada en el Stirling Bridge, famoso por la histórica batalla de 1297 en la que William Wallace derrotó al ejército inglés. Y para seguir con la temática, subimos al Monumento a Wallace, una torre neogótica de 67 metros de altura que rinde homenaje al héroe nacional escocés. Desde su mirador se obtienen unas vistas espectaculares (¡vale la pena la subida!).




GLASGOW


Ya por la tarde, llegamos a Glasgow, ciudad que usaríamos como base para pasar la noche. Nuestra primera visita fue al Museo Kelvingrove, uno de los más bonitos que conocimos en el país. El edificio es imponente y su colección es tan diversa como interesante, desde arte clásico hasta objetos históricos.


Dejamos el auto en el hotel y salimos a caminar por la ciudad. Comenzamos en George Square, una de las plazas más importantes, y luego nos dejamos llevar por el ritmo animado de Buchanan Street, con sus músicos callejeros, tiendas y artistas urbanos. Nos sorprendió la cantidad y calidad del arte callejero, que le da a Glasgow una identidad moderna y vibrante.


Cenamos temprano en Madras Café, donde probamos el curry más picante (y delicioso) de nuestras vidas —un festín de sabores que nos hizo lagrimear de emoción y fuego.

Para cerrar el día con las últimas luces, visitamos la Catedral de San Mungo, una joya gótica del siglo XII que nos pareció majestuosa, y justo al lado, la Necrópolis de Glasgow, un cementerio victoriano con vistas espectaculares de la ciudad… aunque con un aire un tanto tenebroso al atardecer.




DÍA 5


Con el tanque lleno, la playlist celta a todo volumen y los ojos bien abiertos para no perdernos ni un solo paisaje, iniciamos una de las rutas más soñadas por Escocia: el roadtrip por las Tierras Altas rumbo a la mítica Isla de Skye.


PARQUE LOCH LOMOND


Nuestra primera gran parada fue en el Parque Nacional Loch Lomond and The Trossachs, el primero declarado como tal en Escocia. Este parque protege más de 1.800 km² de lagos, colinas y bosques, siendo el Loch Lomond, el lago más grande del país, su corazón. Aquí nos tomamos un tiempo para caminar por la orilla y respirar aire puro entre las montañas cubiertas de neblina, que le dan ese tinte mágico tan escocés al lugar.


Seguimos el recorrido cruzando paisajes dramáticos, carreteras estrechas y rebaños de ovejas que parecían los verdaderos dueños del camino. Uno de los puntos más memorables del trayecto fue el Glengarry Viewpoint, un mirador perfecto para estirar las piernas y contemplar el valle en todo su esplendor, con su lago homónimo extendiéndose entre montañas.


ISLA DE SKYE


Ya llegando a la Isla de Skye, decidimos aprovechar la luz del atardecer para hacer una caminata hasta The Storr, uno de los paisajes más icónicos de la isla. Esta formación rocosa es famosa por su monolito puntiagudo llamado "The Old Man of Storr", que se alza solitario entre brumas y acantilados. El trekking es de unos 4,5 km en total (ida y vuelta), con una elevación de 288 metros, y toma entre 1.5 y 2 horas dependiendo del ritmo y las paradas para sacar fotos —porque créenos, vas a hacer muchas.


El sendero comienza con una subida constante a través de un terreno bien marcado, aunque algo resbaladizo si ha llovido. A medida que ganás altura, las vistas se vuelven cada vez más espectaculares, con Skye desplegándose a tus pies entre valles, colinas y mar.


Después de un día tan completo, llegamos a nuestro alojamiento: el Greshornish House Hotel, ubicado en Edinbane. Este lugar fue un verdadero viaje en el tiempo. La casa, originalmente construida como pabellón de caza en la década de 1740, fue ampliada por Norman Macleod en 1840. Con su elegante chimenea del siglo XVII, techos con molduras ornamentadas y vistas al mar, todo el ambiente parecía sacado de una novela escocesa del siglo XIX.


Además de su historia, el restaurante del hotel fue una joya. Probamos el tradicional Stovies, un guiso escocés contundente hecho con patatas, carne y cebollas que nos devolvió el alma al cuerpo después del frío y la caminata. De postre, nos enamoramos del Cranachan, una mezcla irresistible de crema batida, miel, frambuesas, avena tostada y un toque de whisky.


Y como si eso no fuera suficiente, al final de la cena nos sirvieron unas galletitas de manteca caseras con el café, tan deliciosas que no las olvidamos más. Una jornada inolvidable que nos dejó encantados con la calidez de Escocia… y con el estómago feliz.




DÍA 6


Con algo de nostalgia porque sabíamos que era nuestro último día en la Isla de Skye, arrancamos temprano para visitar uno de los paisajes más espectaculares del viaje: el Neist Point Lighthouse, el faro más famoso de Escocia.


Situado en el extremo más occidental de la isla, este lugar te deja sin aliento desde que llegás al estacionamiento. Un sendero bastante empinado pero fácil (de unos 2 km en total) te lleva hasta los acantilados que se asoman al mar, donde el faro blanco se alza solitario enfrentando el viento y las olas del Atlántico. La vista panorámica, el rugido del océano y la sensación de estar en el fin del mundo hacen que esta parada sea absolutamente imperdible. Fue, sin dudas, una de las postales más impresionantes del viaje.


Después de disfrutar este rincón mágico, emprendimos el regreso por las estrechas carreteras escocesas para devolver el auto a tiempo en el rental antes de las 17 hs. Lo logramos justo sobre la hora, con el corazón acelerado pero felices por haber aprovechado cada minuto.


Esa noche hicimos base nuevamente en Edimburgo, con las mochilas cargadas de paisajes, historias y galletas de manteca.


A la mañana siguiente partimos hacia nuestro próximo destino… perdidamente enamorados de Escocia, un país al que sin duda queremos volver por más.




BUCKETLIST PARA EL PRÓXIMO VIAJE

  1. Isla de Skye Pendientes:

    1. Castillos de Dunvegan y Armadale

    2. Portree

    3. Acantilado Kilt Rock

    4. Coral Beach

    5. El puente de piedra Sligachan

    6. Fairy Glen (el Valle de las Hadas) y sus piscinas naturales Fairy Pools.

  2. Castillo de Glamis

  3. Castillo de Dunnottar

  4. Inverness

  5. Viaducto de Glenfinnan



Comentarios


bottom of page