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Itinerario de 1 mes en Sudáfrica

  • Foto del escritor: Jen y Licha
    Jen y Licha
  • 17 ago.
  • 35 Min. de lectura

Actualizado: 3 sept.

Sudáfrica fue, sin lugar a dudas, una de las aventuras más impactantes de nuestras vidas. Este fascinante país africano, lleno de contrastes y matices, nos dejó completamente alucinados. Desde imponentes cordilleras hasta costas bañadas por dos océanos, pasando por vibrantes ciudades, parques nacionales repletos de fauna salvaje y una historia que deja su huella, Sudáfrica tiene el poder de atrapar a cualquier viajero con espíritu explorador.


Debido a su gran extensión (más de 1.200.000 km²) y al hecho de que alberga tres capitales (Pretoria como sede del poder ejecutivo, Bloemfontein como judicial y Ciudad del Cabo como legislativa), sabíamos que sería imposible abarcarlo todo en un solo viaje. Por eso, tras mucho investigar y planificar, decidimos trazar una ruta que nos permitiera recorrer los principales lugares que ver en Sudáfrica, aquellos que consideramos imprescindibles. Lo hicimos en dos etapas, ambas con coche de alquiler, una de las formas más recomendables de conocer el país a tu ritmo.


Sudáfrica tiene algo para cada tipo de viajero. Para quienes buscan conexión con la naturaleza, los safaris en el Parque Nacional Kruger son una experiencia inolvidable. Para los amantes del mar, las playas de Cape Town o el avistamiento de ballenas en Hermanus regalan momentos únicos. En este blog te vamos a contar cómo fue nuestro recorrido por esta tierra inolvidable, los aprendizajes que nos llevamos y todos los consejos que creemos que pueden hacer de tu próxima aventura en Sudáfrica una experiencia única. Desde recomendaciones prácticas hasta esos detalles que solo se descubren al viajar, esperamos que este relato te inspire a lanzarte a explorar este país increíble.


RANKING DE LUGARES

  1. Kruger National Park

  2. Panorama Route

  3. Garden Route

  4. Table Mountain una de las maravillas naturales

  5. Lions Head hike en Ciudad del Cabo

  6. Stellenbosch y sus bodegas

  7. Monks Cowl en las montañas de Drakensberg

  8. Roadtrip por la Península de Ciudad del Cabo

  9. Parque Nacional Tsistikama

  10. Salto Bungee más alto del mundo!


Pingüinos Africanos en Bettys Bay
Pingüinos Africanos en Bettys Bay


NUESTRO ITINERARIO DE 1 MES Y TODOS LOS IMPRESCINDIBLES


JOHANNESBURGO


Después de despedirnos de Egipto, tomamos un vuelo directo desde El Cairo hasta Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica y uno de los principales centros económicos del continente. Aunque no es la capital política del país, sí lo es en términos comerciales, históricos y culturales. Fundada a finales del siglo XIX tras el descubrimiento de oro en la región, Joburg o Jozi, como la llaman los locales, es una metrópolis vibrante.


En el Aeropuerto Internacional O. R. Tambo, recogimos nuestro coche de alquiler con la empresa Green Motion Rental. Para esta primera etapa en Sudáfrica optamos por un SUV con seguro completo, una decisión clave teniendo en cuenta el tipo de rutas que íbamos a recorrer. Nuestro itinerario nos llevaría a través de la majestuosa región de Drakensberg, con tramos montañosos y caminos algo deteriorados, y luego hacia el icónico Parque Nacional Kruger, donde abundan los caminos de ripio y las rutas alternativas. 


Antes de llegar al país, también tomamos una decisión que resultó ser un verdadero acierto: compramos online la Wild Card Sudáfrica. Esta tarjeta ofrece acceso ilimitado durante un año a más de 80 parques nacionales y reservas naturales del país, gestionadas por SANParks (South African National Parks). El pase para parejas nos costó 300 USD, y gracias a la cantidad de áreas protegidas que teníamos previsto visitar, fue una inversión que se amortizó rápidamente. Si pensás recorrer varios parques, sin duda recomendamos adquirirla desde la web oficial.


Desde el aeropuerto pusimos rumbo sur hacia la región de Drakensberg, recorriendo aproximadamente 405 kilómetros durante unas cuatro horas y media. Esta cordillera, cuyo nombre en afrikáans significa “Montañas del Dragón”, forma parte de la Gran Escarpa, una de las formaciones geológicas más importantes del sur de África. 



DRAKENSBERG


Por la tarde llegamos a nuestro alojamiento en Berghaven Holiday Cottages, y desde el primer momento supimos que habíamos acertado. Este encantador complejo de cabañas está ubicado en la pintoresca zona de Cathkin Park, en el corazón del Central Drakensberg, y fue mucho más que un lugar para dormir: se convirtió en nuestro hogar durante una semana.


Las cabañas, acogedoras y muy bien equipadas, se asoman a una laguna interna rodeada de vegetación, con las imponentes montañas de fondo. Es el tipo de imagen que uno desearía congelar en el tiempo. Por las mañanas, el canto de los pájaros acompañaba el desayuno, mientras que por las tardes, podíamos ver cómo ciervos, patos, monos y una increíble variedad de aves visitaban el predio. Incluso los perros del lugar, amigables y juguetones, nos robaron una sonrisa y nos hicieron pensar en Camilo, nuestro compañero perruno que nos espera en Buenos Aires para cuando retomemos las rutas americanas.


Más allá de su belleza y comodidad, la ubicación fue otro punto a favor. Cathkin Park se encuentra estratégicamente situado entre dos de las secciones más populares del Drakensberg Park, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su espectacular geografía y su valor cultural. Desde aquí, pudimos acceder fácilmente a todos los senderos y puntos de interés que habíamos marcado previamente.


Nos quedamos una semana completa en Berghaven, y la verdad es que nos costó irnos. Fue un oasis en el viaje, un lugar donde pudimos bajar el ritmo, reconectar con la naturaleza y, al mismo tiempo, organizar nuestras salidas diarias por la región. Si estás planeando visitar esta zona de Drakensberg, te recomendamos este alojamiento con los ojos cerrados: ideal para relajarse, explorar y sentirse como en casa, incluso estando tan lejos.


Vistas a las montañas de Drakensberg
Vistas a las montañas de Drakensberg


1.MONKS COWL


Nuestro primer día de exploración activa en la región del Drakensberg comenzó a solo 10 km de nuestro alojamiento, en el Monks Cowl National Park, uno de los accesos más populares al Drakensberg Park. Este sector se caracteriza por su paisaje montañoso de formas imponentes, valles profundos y una biodiversidad extraordinaria. Además, el ingreso estaba incluido gracias a nuestra Wild Card, un beneficio que seguimos celebrando con cada nueva aventura.


Elegimos el sendero The Blind Man’s Corner, una caminata de aproximadamente 12 km, con una duración estimada entre 5 y 6 horas. Aunque la dificultad está catalogada como moderada-difícil, fue un reto que valió cada paso. El ascenso, que supera los 840 metros de desnivel, atraviesa bosques, arroyos y praderas abiertas desde donde se obtienen vistas panorámicas de ensueño.


Este trekking fue, sin dudas, uno de nuestros favoritos del viaje. A medida que ascendíamos, el aire fresco de montaña, el silencio interrumpido solo por los pájaros y el horizonte recortado por picos escarpados nos envolvieron por completo.




2.PARQUE NACIONAL GOLDEN GATE HIGHLANDS


Para nuestro segundo día en la región decidimos madrugar y poner rumbo hacia el destino más alejado de nuestro itinerario en el área: el Golden Gate Highlands National Park, ubicado a unos 173 kilómetros de nuestro alojamiento, lo que nos tomó aproximadamente dos horas y cuarto de carretera. Salimos a las 06:00 am con el mate en mano y muchas ganas de seguir descubriendo los tesoros escondidos de Sudáfrica.

A las 08:30 hs ya estábamos en la entrada del parque, listos para comenzar nuestra jornada de trekking. El acceso también estaba incluido en nuestra Wild Card.


Comenzamos con el Echo Ravine Trail, un sendero corto pero empinado de 1,9 km (ida y vuelta), con un desnivel positivo de 163 metros y un tiempo estimado de 55 minutos. Este trail nos llevó a través de un angosto cañón rocoso, flanqueado por paredes naturales que, como su nombre lo indica, devuelven cada sonido con un eco envolvente. La luz matinal filtrándose entre las piedras creó una atmósfera mágica para este primer recorrido.


Luego, ya con el cuerpo en movimiento y muchas ganas de más, nos lanzamos al Brandwag Buttress Trail, otra caminata breve pero intensa de 2,1 km, con 166 metros de desnivel y una duración aproximada de una hora. Este sendero asciende hasta la cima del famoso Brandwag Buttress, una enorme pared de roca que domina el paisaje del parque. Desde arriba, las vistas de los Highlands de Maluti y los amplios valles del Free State son simplemente espectaculares.


Terminadas las caminatas, armamos un picnic en una de las áreas de descanso del parque, rodeados por una inmensidad que invitaba a quedarnos ahí todo el día. Pero todavía nos esperaba una última parte del plan: tomamos el auto y recorrimos la ruta escénica interior del parque, una serie de caminos perfectamente señalizados que serpentean entre las colinas y llevan a diversos miradores panorámicos. Desde allí, contemplamos formaciones como la Mushroom Rock y el Generaalskop, el punto más alto del parque, a más de 2.700 metros sobre el nivel del mar.




3.CATHEDRAL PEAK WHINE ESTATE


Tras dos días intensos de trekking por senderos y paisajes épicos, decidimos que nuestro tercer día en Drakensberg merecía un cambio de ritmo. Así fue como pusimos rumbo a una joyita escondida entre montañas: la bodega Cathedral Peak Wine Estate, una propuesta diferente en el corazón de esta región montañosa que, aunque no es famosa por su producción vitivinícola, nos regaló una experiencia encantadora.


La degustación, que tuvo un costo de 21 USD para los dos, incluyó cinco etiquetas diferentes y una tabla de quesos tan bien lograda que, después de semanas sin probar algo así, nos emocionó. Fue el cierre gourmet que no sabíamos que necesitábamos. Probamos tres vinos de su línea Estate Range:


  • Pinotage

  • Blanc de Blanc

  • Blanc de Noir


Para coronar la degustación, cerramos con dos etiquetas especiales:


  • El UNESCO 985, un blend homenaje a la designación de esta región como Patrimonio Mundial de la Humanidad, que combina Cabernet Sauvignon y Pinotage;

  • Y nuestro favorito de la jornada, el Merlot Reserva, con taninos suaves y un carácter más redondo, perfecto para cerrar la cata.


Ahora bien, si sos amante del vino como nosotros (y encima venís de Argentina, con estándares bastante exigentes), es probable que no encuentres aquí grandes revelaciones. Los vinos son correctos, honestos, y lo más valioso de la experiencia radica en el entorno, el trato cálido y el placer de encontrar algo diferente en una zona donde reinan los trekkings y las caminatas.




4.CATHEDRAL PEAK & DIDIMA VALLEY


Y después de nuestra pausa entre copas de vino, volvimos a lo que más nos apasiona en este tipo de viajes: caminar. En nuestro cuarto día en la región del Drakensberg, nos dirigimos hacia el sector norte, más precisamente al valle de Didima, en las inmediaciones del Cathedral Peak, una de las zonas más emblemáticas y fotografiadas del parque.


El trayecto desde Cathkin Park hasta allí fue de unos 65 km, aproximadamente una hora y media de ruta panorámica. Esta zona, ubicada dentro del Drakensberg Park, destaca por su perfil montañoso dramático, con picos que parecen tocar el cielo y valles verdes surcados por ríos cristalinos. El acceso a esta sección también estaba incluido con nuestra Wild Card, lo que nuevamente nos simplificó todo.


El primer sendero que elegimos fue el Mushroom Rock Trail, que parte desde el histórico Cathedral Peak Hotel. Esta caminata de 2,4 km (ida y vuelta), con un desnivel positivo de 355 metros, nos llevó unas dos horas a ritmo tranquilo, disfrutando cada tramo. La gran protagonista del recorrido es una formación rocosa natural en forma de hongo (de ahí su nombre) que se alza solitaria en medio del paisaje. Las vistas desde allí hacia las montañas circundantes son absolutamente imponentes.


Con energías aún en reserva, decidimos sumar una segunda caminata: el sendero hacia Doreen Falls, una cascada escondida entre el follaje que se alcanza tras una caminata moderada de 2,1 km, con solo 98 metros de elevación, ideal para completar el día sin exigir demasiado al cuerpo. En menos de una hora, llegamos a esta caída de agua fresca, perfecta para sentarse un rato y refrescar los pies.




5.PARQUE NACIONAL ROYAL NATAL


Para cerrar nuestra estadía en la región de Drakensberg, decidimos ir por todo y dirigirnos hacia uno de los sectores más famosos y fotografiados del parque: el Royal Natal National Park, ubicado a unos 100 km de nuestro alojamiento. Este parque forma parte del extremo norte de Drakensberg y es hogar de algunos de los paisajes más impresionantes de Sudáfrica, como el Amphitheatre, una formación rocosa semicircular de cinco kilómetros de largo que parece una muralla natural tallada por gigantes.


Nuestra intención era realizar el icónico Sentinel Peak Hike, un trekking de 13 km catalogado como difícil, con 850 metros de elevación y una duración de aproximadamente 6 horas. Esta caminata es famosa porque permite llegar a la cima del Amphitheatre y tener una vista directa a la Tugela Falls, considerada una de las cascadas más altas del mundo. Sin embargo, el acceso al inicio del sendero estaba a más de 2 horas y media adicionales de carretera, y ya habíamos salido algo tarde. Con cierta decepción, decidimos recalcular.


Igual Sudáfrica nunca decepciona, y rápidamente encontramos una alternativa que terminó cuadrándose: el Tugela Gorge Hike. Este trekking, de aproximadamente 15 km (ida y vuelta), nos tomó unas 5 horas y nos ofreció una experiencia completamente diferente: en lugar de ver la cascada desde arriba, uno se adentra en la garganta que la recibe, caminando a lo largo del río Tugela, cruzando puentes colgantes, rocas y túneles naturales, en una travesía que se siente salvaje.


Con una elevación de 625 metros, el sendero es desafiante pero accesible, y regala vistas constantes del imponente anfiteatro que va ganando protagonismo a medida que uno se adentra en el valle. La caminata culmina en un punto donde, si las condiciones climáticas lo permiten, se puede ver la cascada Tugela cayendo en la distancia. En nuestro caso, aún no estaba en su máximo caudal, por lo que reafirmamos nuestra promesa: volver en verano para ver la caída en todo su esplendor y finalmente conquistar el Sentinel Peak.


Tugela Falls en Parque Nacional Royal Natal
Tugela Falls en Parque Nacional Royal Natal


PANORAMA ROUTE


Tras despedirnos del majestuoso Drakensberg y con la emoción renovada por lo que venía, emprendimos un nuevo tramo de nuestra aventura sudafricana: recorrimos 570 km para llegar a Graskop, el punto de partida ideal para recorrer la icónica Panorama Route. Fue una jornada de ruta larga, pero la promesa de paisajes inolvidables nos mantuvo motivados durante cada kilómetro.


A lo largo del camino fuimos deteniéndonos en los principales puntos de interés, que detallamos a continuación, cada uno con su propia impronta. Al final del día, hicimos noche en Phalaborwa, una tranquila ciudad que sería nuestro último destino previo al ingreso al Kruger.


Pero antes de lanzarnos a los safaris, queremos contarte sobre todos los imperdibles de la Panorama Route.


1.THE PINNACLE ROCK


Comenzamos nuestra travesía por la Panorama Route con una de las formaciones más curiosas del recorrido: el imponente Pinnacle Rock. Se trata de una columna vertical de cuarcita, de unos 30 metros de altura, que se eleva de forma solitaria desde el fondo del valle cubierto por exuberante vegetación. Es como si la naturaleza hubiera querido dejar una escultura en medio del paisaje, desafiando las leyes de la gravedad.


Al igual que los siguientes puntos de interés, Pinnacle Rock no está cubierto por la Wild Card, un detalle a considerar. La Panorama Route no pertenece al sistema de parques nacionales. La entrada tuvo un costo simbólico de 20 ZAR (alrededor de 1 USD).


Pinnacle Rock en Panorama Route
Pinnacle Rock en Panorama Route

2.GODS WINDOW


Desde Pinnacle Rock continuamos nuestro recorrido hacia uno de los puntos más emblemáticos de toda la Panorama Route: el célebre God’s Window. A tan solo unos kilómetros de distancia, este mirador no solo es famoso por su nombre celestial, sino también por ofrecer algunas de las vistas más impresionantes de toda Sudáfrica.


La entrada costó 15 ZAR por persona. El sitio cuenta con varios miradores escalonados, a los que se accede por senderos cortos rodeados de una vegetación casi tropical. En los días despejados, como el que tuvimos la suerte de disfrutar, se pueden ver, literalmente, hasta las llanuras del Parque Nacional Kruger e incluso, en condiciones ideales, el borde de Mozambique en el horizonte.


Vistas de Gods Window
Vistas de Gods Window

3.LISBON FALLS (94 METROS)


Y seguimos nuestro recorrido hacia las Lisbon Falls, las cataratas más altas de Sudáfrica. Ubicadas a unos pocos kilómetros al norte de Graskop, en dirección a Blyde River Canyon, son una parada imperdible. El ingreso tuvo un costo de 20 ZAR por persona y el acceso fue sencillo, con estacionamiento cercano y un sendero corto que lleva directamente a los miradores principales.


Las Lisbon Falls caen desde una altura de aproximadamente 94 metros, en una doble cortina que se desploma con fuerza desde un acantilado rojizo hacia una piscina natural rodeada de vegetación. El agua pertenece al río Lisbon, uno de los tantos afluentes que surcan esta región montañosa rica en minerales y biodiversidad.


Lisbon falls desde el mirador
Lisbon falls desde el mirador

4.BERLIN FALLS


Después de visitar las Lisbon Falls, seguimos nuestro recorrido por la Panorama Route hacia las tranquilas y estilizadas Berlin Falls. Menos concurridas que otras cascadas de la zona, estas ofrecen un ambiente más calmo.


El acceso tiene un costo de 20 ZAR por persona, y como todos los puntos de la ruta, no está incluido en la Wild Card. El sendero que lleva al mirador es corto y accesible, y permite observar la cascada desde un punto elevado con muy buenas vistas.

Las Berlin Falls tienen una caída de alrededor de 80 metros, descendiendo en línea recta desde una garganta natural hacia una piscina de aguas oscuras, rodeada por vegetación y muros de piedra rojiza.


Berlin Falls
Berlin Falls

5.BOURKES LUCK POTHOLES


Otro punto imprescindible de la Panorama Route es sin duda Bourke’s Luck Potholes, una verdadera maravilla geológica esculpida por la paciencia del tiempo y la fuerza del agua. Aquí, los ríos Blyde y Treur se encuentran, y su confluencia ha dado lugar a un paisaje único: una superficie de roca rojiza repleta de formaciones cilíndricas, talladas por millones de años de erosión.


Estas cavidades, conocidas como “potholes”, se formaron por el remolino constante de agua cargada de sedimentos, que al girar fue puliendo la roca sedimentaria hasta crear piscinas naturales, cañones y pequeñas cascadas. El resultado es un conjunto de formas orgánicas totalmente surrealistas.


La entrada tiene un costo de 150 ZAR por persona, lo que lo convierte en uno de los sitios con tarifa más elevada dentro de la ruta, pero la visita lo justifica. Calculá al menos una hora para recorrerlo con tranquilidad, hacer fotos y apreciar los detalles de este lugar tan particular.


Pozones naturales de Bourke’s
Pozones naturales de Bourke’s

6.THREE RONDAVELS VIEWPOINT


Para cerrar nuestro recorrido por la Panorama Route, decidimos terminar en uno de sus puntos más emblemáticos y fotografiados: el mirador de Three Rondavels. Este lugar ofrece una de las imágenes más reconocidas de Sudáfrica.


Las Three Rondavels son tres formaciones rocosas de formas redondeadas que sobresalen del borde del Blyde River Canyon, uno de los cañones más grandes del mundo y el segundo más grande de África. Su nombre proviene del parecido con las chozas tradicionales africanas, llamadas rondavels, que históricamente eran construidas con barro, piedra y techos cónicos de paja.


Desde el mirador, se obtiene una vista panorámica impresionante del cañón, con las rondavels al frente, alineadas como tres gigantes dormidos, y más abajo, el río Blyde serpenteando a través de la vegetación, formando una curva con forma de herradura que aparece en casi todas las postales de esta ruta.


El ingreso tuvo un costo de 90 ZAR por persona, y el acceso es simple, con estacionamiento cercano y varios puntos elevados distribuidos a lo largo del precipicio. Cada uno ofreciendo una perspectiva diferente del paisaje, así que vale la pena caminar unos minutos entre miradores y tomarse el tiempo para absorber todo lo que el entorno tiene para dar.


Tras una buena cantidad de fotos y unos minutos admirando el lugar, emprendimos el tramo final hacia Phalaborwa, donde haríamos noche antes de nuestro tan esperado ingreso al Parque Nacional Kruger.


Vistas a los Three Rondavels
Vistas a los Three Rondavels


PARQUE NACIONAL KRUGER


¿Qué decir del Kruger? Es difícil resumir en palabras lo que significa este lugar. Para nosotros, fue una de las experiencias más inolvidables de todo nuestro viaje por África. Durante una semana nos hospedamos dentro del parque, en diferentes campsites, y cada día fue distinto: inesperado, emocionante y completamente inmersivo. Sin dudas, es un destino al que queremos volver.


El Parque Nacional Kruger es uno de los santuarios de vida salvaje más importantes del planeta, y una de las mejores opciones en África para realizar safaris. Ubicado en el noreste del país, en las provincias de Limpopo y Mpumalanga, se extiende a lo largo de casi 2 millones de hectáreas y forma parte del llamado Gran Kruger, que incluye reservas privadas contiguas.


Aquí viven en libertad más de 147 especies de mamíferos, 500 especies de aves, 120 especies de reptiles y un sinfín de anfibios e insectos. Las cifras abruman: más de 13.000 elefantes, 2.000 leones, 1.000 leopardos, 8000 jirafas, 28.000 cebras, 150.000 impalas, 3.000 hipopótamos, y cerca del 80% de la población mundial de rinocerontes, una especie tristemente amenazada por la caza furtiva.


Cómo organizamos nuestra visita


Dado su tamaño, el Kruger se divide en zona: norte, centro y sur, cada una con su propia densidad de fauna y características de paisaje. Nosotros, como la mayoría de quienes visitan el parque por primera vez, nos focalizamos en la zona sur y centro, ya que es donde se concentran más animales y las distancias entre puntos de interés son manejables.


Entramos al parque por la Phalaborwa Gate, ubicada a solo 10 km de nuestro alojamiento anterior. Desde allí comenzamos un itinerario de una semana recorriendo el parque de centro a sur, haciendo base en tres campamentos principales:


  • Olifants Camp (2 noches) – 83 km desde Phalaborwa

  • Satara Camp (2 noches) – 55 km al sur de Olifants

  • Lower Sabie (3 noches) – 100 km hacia el sureste


Importante: el parque tiene horarios de entrada y salida estrictos, tanto para quienes se hospedan dentro como para los visitantes del día. Según la temporada, los portones abren entre las 05:30 y 06:00 hs y cierran entre las 17:30 y 18:30 hs. No respetarlos implica multas de 500 ZAR, así que es fundamental estar atento. Además, al ingresar se entrega un permiso de circulación, que debe mostrarse en todos los controles y campamentos.


📝 Tip: guardá ese papel como si fuera tu pasaporte dentro del parque. Lo van a pedir en cada cambio de alojamiento que hagas.


¿Qué podés visitar dentro del Kruger?


Aunque el parque es inmenso, estos son algunos de los puntos más destacados, ya sea por sus paisajes, densidad de fauna o accesibilidad:


  • Crocodile Bridge: excelente para explorar la zona sur, con alta concentración de fauna.

  • Lower Sabie: ideal para safaris a lo largo del río Sabie, con buena infraestructura.

  • Skukuza: el campamento más grande, con restaurante, mercado y buena base para safaris.

  • Olifants Camp: ofrece vistas panorámicas sobre el río Olifants; más tranquilo y escénico.

  • Satara Camp: conocido como “la tierra de los leones”, ideal para ver felinos.


Además, dentro del parque podés disfrutar de:


  • Game Drives guiados: safaris al amanecer, al atardecer o nocturnos por zonas restringidas. Cuestan aproximadamente USD 25 por persona.

  • Bush Walks: caminatas guiadas con guardabosques, una experiencia distinta.

  • Hides y miradores de agua: estructuras estratégicamente ubicadas donde podés esperar en silencio y observar a los animales acercarse a beber.

  • Áreas de picnic oficiales: como Tshokwane o Afsaal, con baños, mesas y parrillas.

  • Rutas panorámicas: como la H4-1 entre Lower Sabie y Skukuza, donde tuvimos algunos de los mejores avistamientos del viaje.


🏕️ Dónde dormir en el Kruger


Hospedarse dentro del parque es, sin dudas, la mejor forma de vivir la experiencia completa. Estos son algunos de los campsites recomendados:


  • Skukuza: el más grande, ideal para quienes buscan comodidad y servicios.

  • Lower Sabie: perfecto para observar fauna junto al río, con muy buena ubicación.

  • Satara: excelente para ver depredadores, especialmente grandes felinos.

  • Olifants: ideal para quienes valoran las vistas panorámicas y un ambiente más tranquilo.


🎒 Tip importante: reservá tu hospedaje con al menos 2 o 3 meses de anticipación, especialmente en temporada alta (junio a septiembre). Todo se agota rápidamente.


🔍 Recomendaciones prácticas:


  • Alquiler de auto: indispensable. Recorrer el Kruger a tu ritmo te permite parar cuando quieras y tener el control de tu experiencia. Nosotros alquilamos un SUV, ideal para tener buena visibilidad y tracción.

  • Temporada ideal: el invierno sudafricano (junio a agosto) es temporada seca. Hay menos vegetación y los animales se concentran en los cursos de agua, lo que facilita los avistamientos.

  • Tarjeta Wild Card: te permite ingresar ilimitadamente al Kruger y a otros más de 80 parques por un año. En nuestro caso, fue un gran acierto comprar el pase de pareja por 300 USD, ya que visitamos varios parques durante el viaje.

  • Web oficial: toda la información y reservas se realizan desde SANParks, el sitio oficial de Parques Nacionales de Sudáfrica.


🐘 Día 1 – Bienvenidos al Kruger: elefantes en Olifants.


Alrededor de las 09:30 hs ingresamos por la Phalaborwa Gate al Parque Nacional Kruger, cargados de emoción y sin saber muy bien qué esperar. En principio tomamos la ruta principal rumbo a nuestro primer alojamiento, Olifants Camp, pero al rato algo nos tentó a salirnos del camino principal y tomar una ruta alternativa. Apenas doblamos, una familia de elefantes apareció a pocos metros del auto. Nos quedamos en silencio, con lágrimas en los ojos. Hay algo profundamente conmovedor en ver a estos gigantes en libertad, sin estructuras, simplemente siendo parte del paisaje. Fue un momento que se nos quedó grabado para siempre. Después de media hora contemplando esa escena, retomamos el camino principal. En el trayecto al campamento nos cruzamos con un búfalo solitario, decenas de monos y, por supuesto, los omnipresentes impalas, tan elegantes y ligeros que parecen flotar entre los arbustos.



A las 11:30 hs llegamos a nuestro bungalow en Olifants, y no podríamos haber elegido mejor. Para nosotros, esta es la mejor opción para alojarse dentro del parque: unidades independientes con baño privado, aire acondicionado y una pequeña parrillita que nos devolvió el ritual del asado tras semanas de abstinencia.


Algunos bungalows tienen cocina privada completa, mientras que otros cuentan con cocinas comunes al aire libre. Dato curioso: los refrigeradores y alacenas están protegidos con rejas, una precaución necesaria para mantener alejados a los visitantes inesperados, algo que entenderíamos más adelante.


🛏️ El precio aproximado por noche es de 1500 ZAR para dos personas.


Almorzamos en el restaurante del campamento y allí conocimos una herramienta fundamental para moverse dentro del Kruger: el mapa de avistamientos. Todos los campamentos tienen dos tableros, uno con los avistamientos del día anterior y otro actualizado en tiempo real. Los visitantes marcan en ellos dónde vieron animales, lo que ayuda muchísimo a planificar las rutas. Por eso es clave contribuir al volver de recorrer.


Después de hacer unas compras rápidas en el minimercado a las 14:30 hs volvimos a salir, sabiendo que debíamos estar de regreso antes de las 17:30 hs para evitar la multa de 500 ZAR. En las salidas de tarde conviene no alejarse demasiado, ya que el Kruger no perdona los retrasos y el tráfico inesperado (como una manada de elefantes cruzando la ruta a su ritmo) es algo común.


Esa tarde fue la primera vez que vimos cebras en libertad, una mamá elefante con su cría, y un enorme y majestuoso baobab, símbolo de África que nos hizo pensar en Madagascar, un viaje que tuvimos que postergar. También nos asomamos a un cauce de río seco, donde descansaban nuestros primeros hipopótamos y algunos cocodrilos. Con el corazón lleno, regresamos al campamento y cerramos el día bajo un cielo estrellado que difícilmente olvidaremos. Háganse el regalo de contemplar uno de los cielos más estrellados que veran en su vida. Si pasan la noche en el Kruger, no se lo pierdan: apaguen todo y miren hacia arriba.




🐒 Día 2 – Desayuno robado y jirafas inolvidables


Al día siguiente, a las 07:30 hs ya estábamos en el auto rumbo a uno de los miradores del parque para desayunar. En algunos puntos específicos está permitido bajar del vehículo para hacer picnic, y allí nos detuvimos con nuestro termo y unas galletitas. Estábamos grabando un video de unos hipopótamos cuando, sin previo aviso, un babuino apareció de la nada, nos robó el paquete de galletitas entero y se trepó a un árbol para comérselas delante nuestro, una por una. Aprendizaje del día: nunca pierdas de vista tu comida en el Kruger. Los monos están siempre al acecho.


Con el estómago vacío pero el espíritu intacto, seguimos explorando y nos metimos nuevamente por una ruta alternativa de tierra. Y entonces, como si el parque quisiera compensarnos, apareció un grupo de más de veinte jirafas. Qué animal más elegante y fascinante. Nos quedamos un largo rato observándolas caminar en cámara lenta.

Volvimos al campamento a almorzar y por la tarde salimos nuevamente, aunque esta vez sin demasiada suerte. Decidimos volver temprano para preparar un asadito. 



Así nos despedimos de Olifants Camp, agradecidos por todo lo vivido y listos para continuar hacia Satara, nuestro siguiente campamento, con el corazón lleno de naturaleza, respeto y experiencias que vamos a recordar por siempre.


Días 3 y 4 – Rumbo a Satara: entre aves exóticas, hienas y... ¡los reyes del Kruger!


Después de despedirnos de Olifants, tomamos la carretera H1-4, una ruta asfaltada muy popular por sus buenos registros de avistamientos, especialmente de grandes felinos. Sin embargo, la fauna es impredecible y ese día la suerte no estuvo de nuestro lado. En el camino avistamos ñus, cobos de agua y una hermosa variedad de aves exóticas, entre ellas el Calao de Pico Amarillo y el Calao Terrestre, este último en peligro de extinción y cada vez más difícil de encontrar en estado salvaje.



Al mediodía llegamos al campamento de Satara, dejamos nuestras cosas en el bungalow y, tras un breve descanso, salimos nuevamente por la tarde con la esperanza renovada de cruzarnos con algún felino. Aunque parecía que la historia se repetiría, justo cuando volvíamos algo frustrados, una hiena enorme cruzó la ruta delante de nosotros para luego desaparecer entre los matorrales. Un cierre inesperado para nuestro tercer día en el Kruger.


🦁 Madrugar sí vale la pena: el día de los leones


Dicen que “a quien madruga, Dios lo ayuda”... y en el Kruger, la naturaleza también. El cuarto día arrancó con el despertador sonando a las 05:30 hs, y apenas se abrieron las puertas del campamento a las 06:00 hs, ya estábamos listos, termo en mano, para comenzar nuestra jornada.


Confiando en el instinto, decidimos salirnos de la carretera principal. Solo 15 minutos más tarde, al costado de la ruta, bajo la sombra de un árbol solitario, vimos a nuestra primera leona. Nos quedamos quietos, desayunando dentro del auto y observándola en absoluto silencio durante más de una hora. Fue uno de esos momentos donde el tiempo literalmente se detiene.


Leona en la sabana del Kruger
Leona en la sabana del Kruger

Continuamos camino y, un poco más adelante, otras dos leonas se escondían entre los matorrales, resguardándose del sol. Estábamos eufóricos. Por la tarde, cuando ya creíamos haber vivido suficiente emoción por un día, una manada de nueve leones apareció caminando con total tranquilidad alrededor de los autos. Una escena digna de documental, vivida en primera persona, con el corazón en la garganta.


Así terminamos nuestro día en Satara, sin dudas uno de los mejores lugares del parque para avistar grandes felinos. Para nosotros, ese día confirmó el famoso apodo de la zona: “la tierra de los leones”.


🐾 Lower Sabie: la gran despedida (y el mejor regalo de cumpleaños)


Para cerrar nuestra inolvidable experiencia en el Parque Nacional Kruger, y también para celebrar un cumpleaños muy especial, nos dirigimos a la zona suroriental del parque: Lower Sabie. Ubicado al norte de la puerta de Crocodile Bridge, este sector es especialmente popular por el río Sabie, una fuente de vida para gran parte de la fauna del parque. Su presencia convierte a esta zona en uno de los mejores puntos para avistar elefantes, hipopótamos, leones y leopardos, todo dentro de un entorno natural de una belleza salvaje única. Para nosotros, junto con Satara, Lower Sabie fue el lugar donde más escenas memorables vivimos.




🌒 Safari nocturno: la magia de la oscuridad


Aquí también decidimos hacer realidad uno de nuestros mayores anhelos: vivir un safari guiado, también conocido como game drive, en sus versiones nocturna y al amanecer.

La primera salida fue al atardecer, de 17:30 a 20:30 hs. Y fue simplemente increíble. Mientras el sol caía lentamente y teñía de dorado la sabana, vimos hienas patrullando los caminos, y finalmente, el que se nos venía resistiendo, el leopardo. Sigiloso, elegante y majestuoso, descansaba bajo un árbol con una tranquilidad hipnótica. La escena se completó con un búho posado en una rama, dándonos una postal nocturna difícil de olvidar.




🌄 Amanecer con los grandes felinos


A la mañana siguiente, decidimos despedirnos del parque a lo grande: otro game drive, esta vez al amanecer. A las 04:30 hs, abrigados hasta el cuello y con el café bien caliente en el termo, subimos nuevamente al jeep mientras el cielo todavía dormía.


Pocos minutos después de arrancar, ya fuimos recompensados por el madrugón: una manada de veinte leones descansando sobre el asfalto. Silencio total. El guía detuvo el vehículo y nos quedamos contemplando esa escena congelados. Fue uno de los momentos más mágicos de todo el viaje. Ala escena se sumo una hiena curiosa que fue rápidamente espantada por una de las leonas que no estaba dispuesta a compartir su espacio.


A modo de despedida cuando creíamos que ya no podíamos pedir más, volvió a aparecer: otro leopardo, esta vez mucho más cerca de la ruta, regalándonos unos segundos eternos de encuentro.




🌍 Nuestra conclusión


No hay palabras que puedan hacerle justicia a lo vivido en el Kruger National Park. Para nosotros, fue una de las mejores experiencias de nuestras vidas, un verdadero privilegio poder recorrer sus caminos, convivir con su fauna y sentir la naturaleza en su estado más puro. Si estás dudando en incluir el Kruger en tu itinerario por Sudáfrica, no lo pienses más: vas a recordarlo toda la vida.


Dejamos atrás la sabana y emprendimos nuestro regreso al aeropuerto de Johannesburgo. Desde allí, un nuevo vuelo nos esperaba rumbo a Ciudad del Cabo, para comenzar la segunda etapa de nuestro viaje por este país fascinante.



CIUDAD DEL CABO


Ciudad del Cabo nos cautivó desde el primer momento. Custodiada por la imponente Table Mountain, con sus barrios vibrantes, su diversidad cultural y sus playas escénicas, esta ciudad tiene un magnetismo difícil de explicar. Eso sí, a diferencia del resto de los destinos que recorrimos en Sudáfrica, aquí fue donde más notamos la desigualdad social.


Si bien nunca nos sentimos realmente inseguros, la presencia visible de personas en situación de calle nos dejó un sabor algo agridulce. Por eso, en esta ciudad es importante ser más precavidos: evitar caminar por zonas poco iluminadas de noche, no dejar objetos a la vista en el auto y moverse con conciencia, como en cualquier gran ciudad con realidades desiguales.


Aterrizamos en Ciudad del Cabo alrededor de las 20:00 hs, retiramos nuestro auto de alquiler con Hertz, esta vez elegimos un modelo pequeño, ya que las carreteras del sur están en excelente estado y nos dirigimos directo a nuestro alojamiento en la zona del Waterfront, uno de los barrios más agradables y seguros para hospedarse. Nos alojamos en Casa 1 V&A Waterfront, una guesthouse moderna, con mucha onda y perfectamente ubicada. La recomendamos sin dudar.


⏳ ¿Cuántos días dedicarle?


Nosotros estuvimos seis días y sentimos que fue apenas suficiente para todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer.


🌊 Qué ver y hacer en Ciudad del Cabo


Desde conocer a los divertidísimos pingüinos africanos en Boulders Beach, manejar por la espectacular carretera costera de Chapman’s Peak Drive, o llegar al legendario Cabo de Buena Esperanza, donde se creía antiguamente que se unían los océanos Atlántico e Índico, hasta fotografiar las emblemáticas casitas multicolor de Muizenberg Beach o deleitarse con un fish & chips con vista al mar en Black Beard’s Seafood en Glen Marine, todo en esta ciudad te invita a salir y explorar.



1.KIRSTENBOSCH BOTANICAL GARDEN


Para comenzar nuestra aventura en Ciudad del Cabo elegimos uno de los espacios verdes más reconocidos del país: el Jardín Botánico Nacional Kirstenbosch. Si bien no solemos incluir jardines botánicos en nuestros itinerarios, en este caso hicimos una excepción y valió totalmente la pena.


Ubicado en la ladera oriental de la mítica Table Mountain, Kirstenbosch es mucho más que un jardín: es un verdadero santuario de biodiversidad, considerado uno de los jardines botánicos más bellos del mundo. Fundado en 1913 para conservar la flora autóctona sudafricana, este lugar protege más de 9.000 especies de plantas, muchas de ellas endémicas del bioma fynbos, único del sur de África y reconocido por su increíble riqueza botánica.


La entrada cuesta 230 ZAR por persona y, sinceramente, es una visita que merece al menos medio día completo (aunque nosotros estuvimos casi todo el día). El lugar es ideal para caminar, descansar bajo árboles centenarios, hacer un picnic o simplemente sentarse a contemplar las montañas que rodean el jardín.




2.SEA POINT PROMENADE


Después de un primer día inmersos en la naturaleza, decidimos dedicar nuestro segundo día a explorar el corazón urbano y cultural de Ciudad, recorriendo a pie (y en auto) varios de los barrios y puntos más representativos de la ciudad.


Comenzamos el día temprano con una caminata por la Sea Point Promenade, un extenso paseo costero de unos 11 km que bordea el océano Atlántico. Este lugar es ideal para arrancar el día con aire fresco, vistas espectaculares y una vibrante energía local.

Vas a cruzarte con runners, familias, artistas callejeros, y muchos perritos paseando, todo con el fondo de las olas rompiendo y la silueta de Table Mountain de fondo.

Hay varios bancos para descansar, esculturas al aire libre, muestras de fotografía y cafeterías para desayunar frente al mar.


Paseo costero Sea Point Promenade
Paseo costero Sea Point Promenade


3.V&A WATERFRONT


Luego seguimos hacia el Victoria & Alfred Waterfront, uno de los puntos más animados y turísticos de Ciudad del Cabo. Este puerto histórico fue revitalizado y hoy combina centros comerciales, restaurantes, mercados, marinas y museos, todo con vistas espectaculares a la montaña y al océano. Aconsejamos almorzar con vista a los barcos en el Time Out Market o probar algún fish & chips en los puestos del Watershed.


Panorámica de V&A Waterfront
Panorámica de V&A Waterfront


4.ZEITZ MUSEUM


Cerramos el día con una visita al Zeitz Museum of Contemporary Art Africa (MOCAA), ubicado dentro de un antiguo silo de granos reconvertido en una de las joyas arquitectónicas del continente. Solo la estructura ya justifica la visita: el edificio fue remodelado conservando los cilindros originales, creando un efecto visual imponente por dentro y por fuera.


El museo está enfocado exclusivamente en arte contemporáneo africano y de la diáspora, con exhibiciones rotativas de artistas consagrados y emergentes. Es el más grande de su tipo en África y una parada obligada si te interesa el arte y la arquitectura.


💸 Entrada general: 250 ZAR por persona.




5.ROADTRIP POR LA PENÍNSULA DEL CABO


Si tenés tiempo en Ciudad del Cabo, dedicar un día entero a recorrer la Península del Cabo es una de esas experiencias que no podés dejar pasar. A lo largo de esta ruta escénica te vas a encontrar con algunos de los paisajes más impresionantes de Sudáfrica, pueblos costeros con mucha onda, playas salvajes, colonias de pingüinos y el mítico Cabo de Buena Esperanza. Hay muchos spots que visitar en este roadtrip:


  • CAMPS BAY Y SUS 12 APÓSTOLES

  • BAKOVEN BEACH

  • HOUT BAY

  • CHAPMANS PEAK DRIVE

  • NOORDHOEK BEACH

  • FISH HOEK

  • BOULDERS BEACH

  • CABO DE BUENA ESPERANZA 

  • MUIZENBERG




5.LIONS HEAD


Después de dos días seguidos de lluvia, cosas que pueden pasar viajando en invierno al hemisferio sur, finalmente volvió a salir el sol en Ciudad del Cabo, y lo aprovechamos al máximo subiendo a uno de sus picos más icónicos: Lion’s Head. Esta montaña, con sus 669 metros sobre el nivel del mar, forma parte del Parque Nacional Montaña de la Mesa y se encuentra justo entre Table Mountain y Signal Hill, ofreciendo una de las mejores vistas 360° de la ciudad, la costa atlántica y el océano.


La caminata tiene una duración aproximada de dos horas (ida y vuelta) y recorre unos 5,5 km con una elevación moderada, aunque es importante advertir que el último tramo del ascenso es empinado y requiere trepar con ayuda de cadenas, grapas y escaleras fijas en la roca. No se recomienda para personas con vértigo o movilidad reducida, pero si te animás, la recompensa es inmensa: las vistas desde la cima son espectaculares.




6.TABLE MOUNTAIN


Y para cerrar nuestra estadía en Ciudad del Cabo, decidimos visitar su emblema absoluto: la Table Mountain, una de las 7 maravillas naturales del mundo y sin duda una de las postales más impactantes del país.


El ascenso se puede hacer a pie por el sendero Platteklip Gorge, una caminata exigente de unas 2 horas, recorriendo 4 km con una elevación de 650 metros. Y sino la opcion más comoda como hicimos nosotros, ascender con el Table Mountain Aerial Cableway, un teleférico moderno y panorámico. Gracias a la Wild Card, obtuvimos un 20% de descuento, y como subimos después de las 13:00 hs, también aprovechamos la tarifa reducida. Pagamos 360 ZAR ida y vuelta. Además, en ese horario suele haber menos visitantes, así que pudimos acceder sin colas ni esperas.


Una vez arriba, el paisaje es alucinante. Literalmente estás entre las nubes, con vistas despejadas del océano, la ciudad, Lion’s Head y los 12 Apóstoles. Te recomendamos rodear la meseta superior caminando por los senderos bien marcados, en menos de una hora podés recorrer todo el perímetro tranquilamente.




STELLENBOSCH


Y como buenos amantes del vino, no podíamos dejar Sudáfrica sin visitar su región vitivinícola por excelencia. A menos de una hora en auto desde Ciudad del Cabo nos adentramos en uno de los paisajes más encantadores del país: las Cape Winelands, un mar de colinas suaves cubiertas de viñedos, donde el buen vino y la gastronomía se combinan con historia, naturaleza y arquitectura colonial.


Nuestra base fue un verdadero sueño: Remhoogte Wine Estate - Zebra Cottage. Esta exclusiva estancia ofrece alojamiento en medio de los viñedos, con vistas a los viñedos y una compañía inusual pero encantadora: cebras, impalas y perdices caminando entre las parras. No se nos ocurre mejor forma de conectar con la tierra y con el espíritu de esta región. En los próximos párrafos te contamos las tres bodegas que elegimos visitar y cuál fue nuestra experiencia en cada una.


1.REMHOOGTE WINE ESTATE


Nuestra primera parada en las Winelands fue en Remhoogte Wine Estate, una bodega familiar en las faldas del Monte Simonsberg, en Stellenbosch. La cata, cortesía de la casa, nos permitió descubrir su filosofía y el carácter único de sus vinos, resultado de suelos antiguos, laderas empinadas y la brisa atlántica.


Probamos seis etiquetas: entre los blancos destacaron el Honeybunch Reserve, nuestro favorito por su perfil untuoso y sofisticado, y entre los tintos el Sir Thomas Cullinan Reserve, considerado el ícono de la bodega y el vino más redondo de la cata. Fue una experiencia sensorial que combinó tradición, terroir y elegancia en cada copa.




2.WATERFORD ESTATE


Nuestra segunda parada en las Winelands fue Waterford Estate, en el valle de Blaauwklippen, una bodega reconocida entre las mejores de Sudáfrica y del mundo. Rodeada de colinas y lavandas, ofrece una experiencia elegante y cuidada, destacada por críticos como Tim Atkin.


Hicimos la degustación Portfolio (R185 por persona), un recorrido guiado por seis vinos que reflejan la precisión y el carácter de la bodega. Nos sorprendieron especialmente el Chardonnay, el Chenin Blanc y el Syrah, que confirmaron por qué Waterford es sinónimo de excelencia.




3.UVA MIRA


Cerramos nuestra estadía en las Winelands en Uva Mira Mountain Vineyards, una bodega de altura en la cordillera Helderberg con vistas espectaculares y vinos de gran pureza y elegancia. Optamos por la The Mira Collection Tasting (ZAR 300), seis etiquetas acompañadas de una tabla de quesos y embutidos.


Nos sorprendieron todos, pero el Shiraz 2022 y, sobre todo, el D.W. Syrah 2021, fueron un hallazgo. Una despedida perfecta: en altura, entre montañas y con un vino que quedará grabado en nuestra memoria.




GARDEN ROUTE


Tras maravillarnos con los viñedos de Stellenbosch, pusimos rumbo hacia el este para iniciar uno de los tramos más espectaculares de nuestro viaje por Sudáfrica: la famosa Garden Route o Ruta Jardín. Esta ruta escénica, considerada por muchos como una de las más bellas del país e incluso del mundo, recorre un corredor natural de acantilados, bosques autóctonos, lagunas, dunas y playas infinitas que abrazan la costa sur del país.


Técnicamente, la Garden Route sigue el trazado de la carretera N2, y se extiende desde Mossel Bay hasta el Parque Nacional Tsitsikamma, cubriendo unos 300 km. Sin embargo, para muchos viajeros, nosotros incluidos, el trayecto comienzo mucho antes, abarcando también puntos imperdibles como Hermanus, famosa por el avistamiento de ballenas, Cabo Agujas, el punto más austral del continente africano, y la remota Reserva Natural De Hoop, hogar de dunas fósiles, playas vírgenes y especies endémicas.


Desde Stellenbosch hasta Tsitsikamma nosotros recorrimos aproximadamente 520 kilómetros, atravesando paisajes tan diversos como impactantes: dunas de arena blanca, playas desiertas, bahías tranquilas donde habitan ballenas entre junio y noviembre y bosques antiguos que sobreviven como reliquias vivas del bosque afrotemplado primario, un ecosistema que alguna vez cubrió vastas regiones del sur de África, especialmente entre Knysna y Wilderness.


DÍA 1 – PINGÜINOS, PINOT NOIR Y UN ATARDECER JUNTO AL MAR


Comenzamos nuestra travesía por la Garden Route saliendo desde Stellenbosch con dirección a Gansbaai, nuestro primer punto de descanso. En total fueron 184 km de ruta escénica, bordeando el océano, atravesando montañas tapizadas de fynbos y descubriendo joyas escondidas de la costa sur africana.


Nuestra primera parada fue en Betty’s Bay, más precisamente en la Stony Point Nature Reserve, una reserva natural poco concurrida y encantadora. Aquí se encuentra una de las pocas colonias de pingüinos africanos en libertad que todavía pueden visitarse sin multitudes. La entrada fue de apenas 25 ZAR, y con eso pudimos caminar por pasarelas de madera con cientos de pingüinos alrededor.


De allí continuamos viaje hacia el valle de Hemel-en-Aarde, cerca de Hermanus, donde nos esperaba una cita ineludible con el vino: Creation Wines. Alli realizamos

una degustación de cinco etiquetas (ZAR 220), acompañada de una tabla de quesos artesanales (ZAR 165) que elevó la experiencia a otro nivel. Entre los favoritos estuvieron el Reserva Chardonnay 2023, el Syrah Reserva 2021 y un Pinot Noir Reserva 2023 que se robó el protagonismo. Una experiencia redonda antes de continuar hacia Gansbaai.


Con el paladar feliz, seguimos camino hasta Gansbaai, donde nos esperaba una noche de descanso frente al mar.




DÍA 2 – ENTRE DOS OCÉANOS Y UNA JOYA ESCONDIDA DE LA NATURALEZA


El segundo día en ruta nos llevó desde Gansbaai hasta la encantadora ciudad histórica de Swellendam, en un recorrido de aproximadamente 230 km, que nos tomó unas 3 horas y media de manejo. Pero claro, no fue un simple traslado: en el camino visitamos dos de los destinos más impactantes de todo el sur de África.


Nuestra primera parada fue en un lugar cargado de simbolismo geográfico: Cabo Agulhas, el verdadero punto más austral del continente africano. Aquí es donde oficialmente el océano Atlántico se encuentra con el Índico, el paisaje es abrupto, ventoso y profundamente hermoso. A diferencia del turístico Cabo de Buena Esperanza, Agulhas es más solitario, menos intervenido, y por eso tiene una magia especial.


Luego seguimos viaje hacia uno de los secretos mejor guardados de Sudáfrica: la Reserva Natural De Hoop, una de las áreas de conservación más biodiversas del país. Aquí la naturaleza se despliega en todo su esplendor: dunas fósiles, playas vírgenes, lagunas interiores, montes de fynbos y una fauna que incluye cebras de montaña, antílopes, aves marinas y, durante la temporada, incluso ballenas francas australes que se acercan a la costa.


La entrada a la reserva tiene un costo de 50 ZAR por persona, pero si contás con la Wild Card, el ingreso es gratuito.




DÍA 3 – UNA PAUSA EN EL CAMINO: ENTRE FAROS, CUEVAS Y UN RESPIRO NECESARIO


Desde Swellendam llegamos a Mossel Bay (170 km, 2 h), punto oficial de la Garden Route y lugar histórico del desembarco de Bartolomeu Dias en 1488. Visitamos el faro de Cape St. Blaize, las cuevas de St. Blaize y Pinnacle Point Caves, con hallazgos arqueológicos únicos. Una jornada tranquila, ideal para recargar energía antes de seguir viaje.


Faro St. Blaize
Faro St. Blaize


DÍA 4 – ENTRE BOSQUES, ACANTILADOS Y OSTRAS FRESCAS: RUMBO A PLETTENBERG BAY


Dejamos atrás Mosselbaai temprano por la mañana y emprendimos viaje rumbo a Plettenberg Bay, nuestro próximo destino en la Garden Route y la base para explorar durante los siguientes tres días. El trayecto fue corto, unos 140 km y menos de 2 horas de manejo, pero estuvo lleno de paradas inolvidables.


La primera fue en Wilderness, una localidad que le hace justicia a su nombre. En esta zona de vegetación exuberante, decidimos estirar las piernas haciendo el trekking del Half-Collared Kingfisher Trail, una de las caminatas más recomendadas del área.


Este sendero, de dificultad fácil a moderada, recorre unos 8 km (ida y vuelta) y tiene un desnivel de 300 metros, que se completan en aproximadamente 3 horas. El camino atraviesa un bosque autóctono con árboles centenarios y el sonido constante del agua corriendo.


Lo más original del sendero es el cruce del río Touw en una barcaza manual, que añade un toque de aventura. El recorrido culmina en una cascada escondida, rodeada de vegetación, mientras el canto del martín pescador acompaña el silencio del bosque.


Con el cuerpo en movimiento, seguimos viaje hacia Knysna, uno de los lugares que más nos gustaron de todo el viaje. Esta ciudad costera se ubica junto a una laguna salobre conectada al mar por los icónicos Knysna Heads, dos acantilados que flanquean la entrada del océano.


Desde el viewpoint, se tienen vistas espectaculares de la laguna, los canales naturales y el mar rompiendo contra los acantilados. Luego, hicimos un tranquilo paseo costero, y como broche de oro, nos entregamos a uno de los clásicos de Knysna: sus ostras frescas, famosas en todo el país.


Finalmente, nos dirigimos a Plettenberg Bay, donde nos instalaríamos por tres noches para explorar en profundidad esta parte de la Garden Route.




DÍA 5 – PUENTES COLGANTES, ACANTILADOS Y UNA CASCADA QUE DESAGUA EN EL MAR


Para el quinto día de viaje nos adentramos de lleno en uno de los tesoros más impresionantes de la Garden Route: la Reserva Natural Tsitsikamma, una extensión protegida dentro del Parque Nacional Garden Route que combina océano, selva afromontana, acantilados y ríos encajonados en paisajes dramáticos.


Salimos temprano desde Plettenberg Bay rumbo a Storms River Mouth, la entrada más popular del parque. El camino ya anticipa lo que vendrá: túneles naturales formados por árboles, curvas con vista al océano y la sensación de que te estás internando en un lugar completamente distinto. El ingreso al parque tiene un costo de 326 ZAR por persona, pero si contás con la Wild Card, el acceso es gratuito.


Una vez dentro, comenzamos con uno de los senderos más icónicos del parque: el Storms River Mouth Trail, un recorrido corto de 4 km en total, con un desnivel de 200 metros y de baja dificultad, ideal para disfrutar sin apuro. El sendero atraviesa un bosque frondoso hasta llegar a los famosos puentes colgantes que cruzan el río Storms en su desembocadura al océano.


Luego, con energías todavía en alto, nos aventuramos en el segundo sendero del día: el Waterfall Trail, una caminata de 6 km ida y vuelta, con un desnivel de 150 metros, de dificultad moderada a difícil, principalmente por el terreno irregular sobre rocas y tramos junto al mar. Este sendero forma parte del famosísimo Otter Trail, uno de los trekkings más míticos del continente, y si bien nosotros solo hicimos el primer tramo, la experiencia fue espectacular. Caminamos junto a acantilados, trepamos entre formaciones rocosas, con el océano rugiendo a un lado, hasta llegar a una cascada que cae directamente al mar. Un lugar completamente salvaje, donde la fuerza del agua dulce y la salada se encuentran en un espectáculo visual y sonoro difícil de describir.


Y como broche final de un día intenso, decidimos cerrar con una tradición muy nuestra: nuestro último asado en tierras sudafricanas.




DÍA 6 – UN SALTO AL VACÍO DESDE EL PUENTE MÁS ALTO DEL MUNDO


Nuestra mañana comenzó rumbo a Bloukrans Pass, un tramo de montaña serpenteante rodeado de bosques frondosos y vistas panorámicas. En plena ruta, se encuentra el Bloukrans Bridge, un coloso de ingeniería que se eleva 216 metros sobre el río Bloukrans, y que es el escenario de esta experiencia extrema.


La aventura comienza mucho antes del salto: para llegar al centro del puente, donde se realiza el bungee, primero te lanzás por una tirolesa (zipline) que atraviesa el cañón a toda velocidad. Una entrada triunfal al vacío que ya pone la adrenalina por las nubes.

Una vez en la plataforma de salto, el equipo de Face Adrenalin te recibe con música, bromas y un profesionalismo absoluto. La experiencia tiene un costo de 90 USD por persona, e incluye tanto el zipline de ingreso como el salto y el regreso por una pasarela tipo canopy suspendida debajo del puente, que permite ver el abismo a través de tus pies. Cada paso en ese retorno es una mezcla de vértigo y euforia.


Y entonces, llega el momento. Estás parado al borde, con el viento en la cara y el corazón galopando. El mundo se detiene por un segundo… y 5,4,3,2,1 bungeee. Gritás con fuerza, pero el grito se lo traga el viento. No se escucha nada, solo el silbido del aire en caída libre. Por unos segundos estás flotando, cayendo, volando. El eco del cañón se abre a tus pies y todo parece suspendido.


Es una experiencia visceral, salvaje, completamente fuera del tiempo. No hace falta ser fanático de los deportes extremos para disfrutarlo: esta es una vivencia que te conecta con vos mismo, con tus miedos y con la inmensidad que te rodea.


Después del salto, nos quedamos un buen rato compartiendo anécdotas con otros viajeros, mirando los videos en cámara lenta y saboreando esa mezcla de coraje, alivio y euforia que solo este tipo de desafíos puede provocar.


Así cerramos nuestro último día completo en la Garden Route, con una explosión de adrenalina que fue el final perfecto para una ruta que nos dio absolutamente todo.




CIERRE DE RUTA – UN ÚLTIMO VISTAZO ANTES DE PARTIR


Emprendimos el regreso a Ciudad del Cabo por la N2, por unas 6 horas de ruta, en las que tuvimos tiempo para repasar mentalmente cada momento vivido. Llegamos a la ciudad con la tarde cayendo sobre la Table Mountain, que parecía esperarnos una vez más para cerrar el círculo. Recogimos nuestro equipaje, devolvimos el auto y nos dirigimos al aeropuerto. Tocaba decir adiós, no solo a la Garden Route, sino también a Sudáfrica, un país que nos conmovió con su fuerza, su naturaleza desbordante y su hospitalidad genuina.



2 comentarios


Gonzalo
9 sept.

Excelente el nivel de detalle del itinerario.. muy útil.

Los voy a contactar para que me ayuden con plan de ir a Sudáfrica

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Jen y Licha
Jen y Licha
10 sept.
Contestando a

Hola Gonzalo! Muchas gracias por tu comentario. Contá con nosotros para ayudarte en tu plan de viaje por Sudáfrica. Uno de nuestros destinos favoritos en el mundo 🤩

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