Los imprescindibles de Bali
- Jen y Licha

- 21 ago
- 32 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept
Bali, conocida como la Isla de los Dioses, es uno de esos destinos que parecen sacados de un cuento. Con sus templos envueltos en incienso, arrozales que se pierden en el horizonte, playas de arena blanca y volcanes que se alzan imponentes, esta pequeña isla de Indonesia tiene la capacidad de enamorar a cada viajero que la pisa.
Más allá de su belleza natural, Bali destaca por su cultura única. La vida diaria está marcada por rituales y ofrendas, visibles en cada rincón: desde los templos sagrados hasta la puerta de una humilde casa. La espiritualidad impregna la isla y convierte cualquier visita en una experiencia profundamente enriquecedora.
La isla es también un mosaico de contrastes: en el sur encontrarás animadas playas, hoteles de lujo y una vibrante vida nocturna; en el corazón de Bali, Ubud cautiva con sus arrozales, selvas y talleres de artesanos. Hacia el norte, Munduk sorprende con sus cascadas, montañas y un clima fresco que invita a caminar, mientras que Jatiluwih deslumbra con sus terrazas de arroz, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que ofrecen uno de los paisajes más espectaculares de toda la isla. Muy cerca, se alza Nusa Penida, una isla que forma parte de Bali y que se ha vuelto famosa por sus acantilados dramáticos, aguas turquesa y playas escondidas que parecen vírgenes. Y si buscas aventura, los trekkings a volcanes como el Batur o el Agung regalan amaneceres inolvidables.
Por todo esto, Bali no es solo un destino de playa: es un lugar donde la naturaleza, la tradición y la hospitalidad balinesa se mezclan para crear un viaje transformador.

MUNDUK
En lo alto de las montañas del norte de Bali se esconde Munduk, un rincón tranquilo y auténtico que contrasta con el bullicio del sur de la isla. Conocido como el “Bali verde”, este pequeño pueblo está rodeado de plantaciones de café, cacao y clavo, cascadas escondidas entre la selva y miradores que regalan vistas panorámicas de montañas y lagos.
A diferencia de otras zonas más turísticas, Munduk ofrece una atmósfera relajada y fresca, con un clima más templado que invita a caminar entre senderos y descubrir la vida rural balinesa en su máxima expresión. Aquí, las jornadas transcurren entre paseos a cascadas, rutas de trekking por arrozales y la oportunidad de conocer de cerca las tradiciones agrícolas de la isla.
Visitar Munduk es adentrarse en un Bali más auténtico, donde la naturaleza es la protagonista. Es el destino perfecto para quienes buscan paisajes verdes, silencio y una conexión más íntima con la esencia balinesa.
Nuestra experiencia en Munduk comenzó tomando un ferry desde el puerto de Ketapang, en la isla de Java, con destino al puerto de Gilimanuk, en Bali. El cruce duró unos 45 minutos y costó apenas 10.600 IDR (menos de un dólar).
Al llegar, ya nos estaba esperando nuestro driver —una atención especial organizada por el equipo de Ljavas Villas (¡unos genios totales!)— para llevarnos a nuestro próximo destino en Bali. Por 500.000 IDR hicimos el traslado directo hasta nuestro alojamiento, un verdadero tesoro escondido entre la naturaleza: Jungle Adventure Cabin Camping.
Este lugar fue una sorpresa maravillosa: enclavado en plena selva balinesa, rodeado de verde, sonidos de la naturaleza y una paz difícil de explicar, pero fácil de sentir. Nos hicieron sentir como en casa desde el primer momento, con una hospitalidad cálida y auténtica. Ideal para desconectar del ruido, reconectar con la naturaleza y cargar energías para seguir explorando.

1.PURA ULUN DANU BRATAN
Para comenzar a descubrir los encantos de Bali, elegimos uno de sus templos más fotogénicos: el Pura Ulun Danu Bratan. En la isla, los templos son conocidos como pura, y este en particular es un verdadero imperdible. Conocido como el "templo flotante", se trata de un santuario hindú shivaita dedicado al agua, que parece surgir de las calmas aguas del lago volcánico Bratan.
La entrada cuesta 75.000 IDR y se puede visitar todos los días de 07.00 a 19.00 hs. Si querés disfrutarlo con más tranquilidad y obtener las mejores fotos, te recomendamos ir bien temprano, antes de que lleguen las excursiones alrededor de las 10.00 hs.
Este templo, construido en 1663, está consagrado a Dewi Danu, la diosa del agua, quien representa la fertilidad y la abundancia para los balineses. Pero más allá de su valor espiritual, es su ubicación la que lo vuelve inolvidable: tejados escalonados que se reflejan sobre el lago, rodeados de montañas cubiertas de neblina que le dan un aire casi místico.
Definitivamente, una de las imágenes más icónicas de Bali y una parada obligada.
2.CASCADAS BANYU WANA AMERTHA
Como esta región de Bali es famosa por sus imponentes cascadas escondidas entre vegetación exuberante, decidimos seguir nuestro recorrido hacia Munduk, donde nos esperaba un verdadero tesoro: el complejo de cascadas Banyu Wana Amertha (cuyo nombre en balinés significa "agua del bosque").
Por solo 40.000 IDR, vas a poder hacer un trekking de dificultad moderada que te llevará a descubrir cuatro cascadas distintas, cada una con su propio encanto. Algunas son más caudalosas, otras más serenas, pero todas rodeadas de un entorno verde y salvaje espectacular.
Eso sí, preparate para subir y bajar escaleras. Aunque el camino está bien marcado y la caminata es manejable, tus piernas van a sentir el esfuerzo. Pero te aseguramos que vale cada paso: la posibilidad de darte un chapuzón en un rincón escondido de la selva balinesa lo convierten en una experiencia única.
Una parada perfecta para los amantes de la naturaleza y para quienes buscan salirse un poco de los circuitos más turísticos. 🌿

3.LAGOS GEMELOS
Después de un día lleno de naturaleza, caminatas y cascadas, decidimos cerrar la jornada de la mejor manera: con una cerveza bien fría en uno de los miradores de los lagos gemelos, Buyan y Tamblingan.
Ubicados en el corazón verde de Bali, estos dos lagos, rodeados por montañas y selva, regalan una de las vistas más tranquilas y pintorescas de la isla. Después de haber caminado más de 13 kilómetros entre templos y cascadas, esta parada fue una recompensa más que merecida. Ideal para descansar, recuperar energías y simplemente dejarse llevar por la paz del lugar.🍻

4.BOTÁNICO DE BALI
En nuestro segundo día por la zona, seguimos la recomendación de nuestro alojamiento que resultó ser un verdadero acierto: visitar el Jardín Botánico de Bali. Aunque todavía pasa desapercibido para muchos viajeros internacionales, este lugar es una joya escondida.
La entrada cuesta apenas 15.000 IDR, y está abierto todos los días de 08:00 a 16:00 hs, ideal para dedicarle una mañana o una tarde tranquila. Fundado en 1959, es el jardín botánico más grande de Indonesia, con unas 157 hectáreas de vegetación exuberante.
El recorrido te lleva por senderos entre bosques tropicales, donde vas descubriendo colecciones de plantas tropicales, un invernadero lleno de cactus y suculentas, una muestra increíble con más de 300 especies de orquídeas y, como si fuera poco, la colección de begonias más grande del mundo. Todo esto, acompañado de árboles majestuosos, incluyendo un gigante de cientos de años.
Es el plan perfecto para quienes buscan un momento de paz, aire puro y contacto auténtico con la cultura local. Incluso es ideal para armarse un picnic y relajarse entre familias balinesas que eligen este lugar para pasar su día. Una experiencia distinta, fuera del radar turístico habitual, que nos regaló otra cara de Bali. 🌱🌺
5.TREKKING DE CASCADAS MUNDUK
Para despedirnos de esta increíble zona de Bali, decidimos hacer uno de los planes que más nos entusiasmaban: el famoso trekking de cascadas en Munduk. Una experiencia en plena naturaleza, ideal para quienes aman caminar.
El recorrido lo iniciamos en la Golden Valley Waterfall, de acceso gratuito, un buen comienzo para entrar en calor y conectar con la energía del entorno. Desde allí se puede continuar hacia la Red Coral Waterfall (entrada: 45.000 IDR), aunque nosotros decidimos saltearla ya que varios viajeros que encontramos en el camino nos comentaron que no valía tanto la pena.
Así que seguimos rumbo a la Belong Waterfall (20.000 IDR), que si bien es pequeña, tiene su encanto y un entorno tranquilo ideal para una breve parada. Pero lo mejor llegó al final con Labuhan Kebo y Melanting Waterfall, las verdaderas joyas del circuito. Ambas tienen un acceso de 20.000 IDR cada una, y si bien te van a hacer transpirar (150 escalones para la primera y 300 para la segunda), el esfuerzo vale totalmente la pena.
El recorrido total es de unos 4,7 km y puede llevarte unas 2 horas, aunque lo más probable es que te tome un poco más porque vas a querer frenar en cada rincón para sacar fotos.
Una forma ideal de cerrar esta etapa en Bali: entre cascadas, senderos y naturaleza en estado puro. 🌱📸

6.OTRAS CASCADAS
Sekumpul Waterfall, es la más importante en Bali pero se encuentra muy masificada gracias a Instagram. Sale 20.000 IDR verla desde el viewpoint y si queres bajar debes contratar a un guía por 150.000 IDR, esto te dará el acceso para verla desde abajo y visitar una cascada escondida cercana. Por otros 100.000 IDR podrás sumar la Fiji Waterfall.
Align Align Waterfall, es un complejo con cuatro cascadas donde te permiten bañarte y deslizarse y saltar desde los acantilados directamente en sus pozones. La entrada sale 20.000 IDR y realmente nos quedamos con las ganas de conocerlas.
Git Git Waterfalls, dicen que es una de las cascadas más bellas de la zona, la entrada sale 45.000 IDR
JATILUWIH
En el corazón de Bali, rodeado de montañas y arrozales, se encuentra Jatiluwih, un lugar que hace honor a su nombre: “realmente maravilloso”. Sus terrazas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, forman uno de los paisajes más impactantes de la isla.
Los arrozales se despliegan como un manto verde infinito que desciende en terrazas perfectamente alineadas gracias al sistema de riego tradicional subak, una técnica ancestral que combina agricultura, comunidad y espiritualidad en un equilibrio único.
La entrada cuesta 75.000 IDR e incluye acceso a distintos senderos que podés recorrer a tu ritmo o con un guía local para comprender mejor cómo funciona esta maravilla de la ingeniería agrícola balinesa. Ubicados en la región de Tabanan, muchos los consideran los arrozales más bellos de Bali, y después de haberlos caminado podemos confirmarlo sin dudar. Su ubicación remota los mantiene lejos del turismo masivo, lo que permite disfrutarlos en silencio y plena conexión con la naturaleza.
Nos gustó tanto este lugar que decidimos alojarnos dos noches en una cabaña en medio de los arrozales. Despertar con ese mar verde al pie de la montaña fue, sin dudas, una de las mejores experiencias de nuestro viaje.
Si buscás un sitio donde el tiempo se detiene, Jatiluwih es un imperdible.
UBUD
Ubud, nuestro rincón preferido de la Isla de los Dioses, fue el lugar al que destinamos más días durante nuestra estadía en la bella Bali. Y no es casualidad. Ubicado en el centro de la isla, entre verdes colinas, arrozales en terrazas y pequeños pueblos artesanos, Ubud no solo representa el alma cultural de Bali, sino también su esencia espiritual. Su nombre proviene de la palabra balinesa ubad, que significa “medicina”, haciendo alusión a las propiedades curativas de las plantas que crecían en la zona.
Aunque es la segunda ciudad más visitada de Bali, Ubud ha logrado mantener su ambiente tradicional y su carácter acogedor, a diferencia de la ruidosa y masificada Kuta, que decidimos dejar fuera de nuestro itinerario. Este encantador pueblo, rodeado de vegetación exuberante y atravesado por pequeños ríos, se convirtió en nuestro hogar durante diez días que originalmente iban a ser solo siete. Algo que, sin duda, habla de la magia que se respira en sus calles.
Es también el punto perfecto para hacer base si no planeás recorrer la isla en modo circular. Desde aquí se puede acceder fácilmente a la mayoría de los atractivos turísticos de Bali, sin renunciar al descanso ni a la buena energía que caracteriza a Ubud.
1.PALACIO REAL DE UBUD
Para nuestro primer día en Ubud decidimos sumergirnos en el corazón del pueblo, caminar sin apuros y empezar a conectar con su esencia. No hay mejor forma de comenzar que visitando uno de sus íconos históricos: el Palacio Real de Ubud (Puri Saren Agung), ubicado estratégicamente sobre la calle principal, Jalan Raya Ubud. Este conjunto de templos, pabellones y residencias fue construido entre 1800 y 1823 como sede de la familia real de Ubud, y aún hoy permanece habitado por sus descendientes.
Aunque no se puede acceder a todo el complejo, el patio central está abierto al público y se puede recorrer de forma gratuita. Con su arquitectura tradicional balinesa, detalles tallados en piedra y puertas ornamentadas, es una visita breve pero imperdible, ideal para empezar a familiarizarse con el arte y la simbología local.

2.PURA TAMAN SARASWATI
A tan solo unos pasos, se encuentra el elegante Pura Taman Saraswati, un templo dedicado a la diosa hindú del conocimiento, el arte y la sabiduría. Lo que más impacta al llegar es su estanque central, repleto de lotos rosas que flotan sobre el agua como si fueran parte de una pintura. Aunque originalmente se podía ingresar libremente, hoy en día cobran 60.000 IDR (aproximadamente 3,5 €) solo por el acceso al jardín, lo cual nos pareció excesivo para una visita tan acotada, así que decidimos apreciarlo desde otro ángulo. Si te pasa lo mismo, un buen truco es entrar al Starbucks que está justo al lado: desde su terraza podés ver el estanque, sacar algunas fotos y disfrutar un café en un entorno inigualable.

3.MERCADOS
Seguimos la jornada en uno de los sitios más animados de la ciudad: los mercados de Ubud. Frente al palacio se encuentra el Mercado de Arte Tradicional, un paraíso para los amantes del shopping con alma viajera. Aquí se pueden encontrar desde tallas en madera y textiles batik, hasta vestidos, pareos, bolsos, pinturas, especias y toda clase de souvenirs. Justo detrás, el mercado local ofrece un ambiente más auténtico, donde los lugareños hacen sus compras diarias. Aunque no compres nada, vale la pena perderse entre los pasillos para conocer más de cerca la vida cotidiana balinesa.

4.CALLEJEAR SIN RUMBO
Después de recorrer el centro, simplemente nos dedicamos a perdernos por las calles de Ubud, una de las mejores formas de descubrir rincones inesperados. Calles tranquilas con casas tradicionales, pequeños altares con ofrendas florales, talleres de artistas, boutiques escondidas, templos en cada esquina y muchas sonrisas. Eso sí, si hay algo que también abunda en Bali, son los perros. En especial en Ubud, donde viven sueltos, tranquilos y en armonía con los locales. Nosotros, fanáticos de los animales, quedamos encantados.
Y para cerrar el día con broche de oro, mientras caminábamos por la calle Jl Kajeng, una de las más pintorescas y creativas de Ubud (famosa por sus mensajes tallados en las piedras del suelo), nos encontramos de casualidad con un pequeño local de hamburguesas: Gaeas Burger Ubud. No esperábamos mucho, pero terminó siendo una grata sorpresa. Probamos ahí la mejor hamburguesa de pollo de todo Bali, y no estamos exagerando. Un cierre perfecto para nuestro primer día lleno de historia, cultura, compras y sabor local.
5.ANDAR EN MOTO
Hoy nos animamos a uno de los grandes clásicos en Bali: recorrer la isla en moto. Y si hay un consejo que podemos darte después de nuestra experiencia es este: explorar Bali en moto es un antes y un después. Es sin dudas la forma más auténtica, libre y económica de moverse por la isla. A diferencia del tráfico lento o limitado del transporte público, la moto te da independencia total para llegar a esos templos escondidos, arrozales solitarios o cafeterías perdidas entre palmeras.
El alquiler lo conseguimos por 60.000 IDR diarios (aprox. 3,5 €), y llenar el tanque costó 40.000 IDR (2,3 €), con lo que recorrimos tranquilamente durante toda nuestra estadía en Ubud. Ahora, una advertencia necesaria: el tránsito en Bali (y especialmente en Ubud centro) puede ser bastante caótico, con motos, coches, peatones y ofrendas en el suelo por todas partes. Por eso, te recomendamos lo que hicimos nosotros: practicar unas horas en zonas más tranquilas, como los alrededores de nuestro alojamiento, hasta ganar confianza y soltarse en las calles principales.
6.MONKEY FOREST
Una vez dominado el volante (o el manubrio, mejor dicho), pusimos rumbo a uno de los sitios más visitados de Ubud: el famoso Monkey Forest (Mandala Suci Wenara Wana). Este santuario natural está ubicado al sur del centro de Ubud y se trata de un bosque tropical protegido donde vive una comunidad de más de 1.200 macacos de cola larga balineses. Lo interesante es que aquí los monos no están enjaulados ni domesticados: son libres y viven en su entorno natural, en armonía con el bosque, entre árboles centenarios y templos sagrados.
La caminata por los senderos es muy placentera, con puentes de piedra cubiertos de musgo, esculturas antiguas y la sensación de estar en una película de aventuras. La entrada cuesta 100.000 IDR (unos 5,8 €). Eso sí: no lleves comida y evitá tocarlos o hacerles selfies. Aunque parecen simpáticos (y lo son), si se sienten invadidos o detectan algo que les interese (como una botella, anteojos de sol o bolsas), no dudarán en acercarse. Lo mejor es observarlos con respeto y dejar que vivan a su aire.
Después del paseo, con hambre y ganas de algo occidental, encontramos una joyita: Mamma Mia Pizza, una pizzería con horno a leña que fue amor a primer bocado. Masa crujiente, ingredientes frescos y un ambiente relajado. Pero como no todo termina con una buena pizza, cruzamos a la calle Hanoman para darnos un capricho en Gelato Secrets, una heladería artesanal con sabores tan tentadores que elegir fue un desafío: matcha, pistacho, menta con cacao orgánico, todos una delicia.
Así terminó nuestro segundo día en Ubud, combinando aventura, naturaleza, gastronomía y nuevas libertades sobre dos ruedas.
7.CASCADAS EN UBUD KANTO LAMPO VS TIBUMANA
Una de las experiencias más recomendadas en los alrededores de Ubud es visitar sus cascadas escondidas entre la selva tropical. Así que para nuestro tercer día decidimos salir temprano, subirnos a la moto y lanzarnos a descubrir algunas de las más famosas.
Nuestra primera parada fue la Cascada Kanto Lampo, ubicada a unos 9 km al sureste de Ubud centro. La entrada cuesta 25.000 IDR (aprox. 1,5 €), y aunque el entorno natural es hermoso, lamentablemente sentimos que este lugar ya no conserva el encanto que seguramente supo tener. Hoy en día es una víctima del turismo de Instagram: largas colas para sacarse la foto perfecta, gente pagando hasta 100.000 IDR para que les hagan una foto en la roca más icónica y una sensación de estar en un “set” más que en un rincón de naturaleza virgen.
Ojo, no decimos que no lo visites, pero si buscás una experiencia más auténtica, tal vez esta no sea la parada ideal.

Por suerte, todo cambió en nuestra segunda visita del día: la preciosa Cascada Tibumana. Ubicada a 13,5 km de Ubud centro, también tiene una entrada de 25.000 IDR, pero la atmósfera aquí fue completamente distinta. Mucho más tranquila, rodeada de vegetación exuberante y con un sendero que te prepara para la belleza del salto de agua, Tibumana nos regaló uno de los mejores momentos en Bali. Nos metimos al agua y terminamos quedándonos más de dos horas.

Cerramos el día como más nos gusta: con buena comida local y una cerveza Bintang bien fría. Fuimos a Warung Nova, un sitio sencillo pero con platos auténticos, sabrosos y muy bien de precio. Probamos nasi goreng, sate de pollo y un curry balinés picantito, todo delicioso.
8.TEMPLOS EN UBUD
Nuestro cuarto día en Ubud lo dedicamos a dos de los mayores íconos culturales y naturales del corazón de Bali: los templos escondidos entre la selva y los famosos arrozales en terrazas que han dado la vuelta al mundo.
Comenzamos la jornada visitando el Pura Gunung Kawi Sebatu, no confundir con el templo Gunung Kawi de Tampaksiring. Este templo menos conocido —y quizás por eso más especial— es una joya escondida, ubicada a unos 12 km al norte de Ubud, cerca de Tegallalang. Rodeado de una frondosa vegetación y con estanques sagrados llenos de flores de loto, este complejo dedicado al dios Vishnu es uno de los templos de agua más hermosos y tranquilos de Bali. La entrada cuesta 50.000 IDR (unos 3 €), y realmente vale cada rupia.
Lo que más nos gustó fue su atmósfera espiritual y apacible: sin aglomeraciones. Un lugar perfecto para respirar profundo, conectar con el entorno y entender por qué a Bali la llaman la Isla de los Dioses.
9.ARROZALES DE TEGALLALANG
Después de esta visita espiritual, pusimos rumbo hacia uno de los lugares más icónicos del paisaje balinés: los arrozales en terrazas de Tegallalang, a solo 10 minutos de allí. Aunque es una zona muy popular y suele haber bastante gente, el espectáculo visual es innegable. Las terrazas perfectamente escalonadas, con su intenso verde esmeralda, forman una de las postales más emblemáticas de Bali. Si bien hay muchas zonas donde caminar (algunas con cobros simbólicos que rondan los 10.000 IDR), el consejo es elegir un sendero poco transitado y disfrutar a tu ritmo.
Para almorzar, hicimos una parada ideal: Carik Terrace Warung, un pequeño restaurante tradicional con vistas directas a los arrozales. Si estás buscando un lugar donde comer tranquilo, con buena comida local, precios accesibles y un entorno privilegiado, este es tu sitio. Lo mejor fue hamacarnos con vistas a los campos de arroz. Prejuzgamos un
poco la actividad y nos terminamos sorprendiendo.
10.CASCADA GOA RAJA
El quinto día en Ubud nos llevó a descubrir rincones menos conocidos pero no por eso menos encantadores. Una jornada para disfrutar de la naturaleza, de la cultura local… y de una hamburguesa por el precio de un café.
Nuestra primera parada fue en la cascada Goa Raja, ubicada a unos 12 km del centro de Ubud. La entrada cuesta 25.000 IDR (aprox. 1,50 €). Este lugar no suele estar en los circuitos turísticos más populares, lo cual para nosotros fue una ventaja. Se trata de una cascada escondida entre la vegetación, con un ambiente muy tranquilo y relajado, perfecta para quienes buscan escapar de la masificación que sufren otras cascadas famosas de Bali.
El sendero para llegar no es complicado y, una vez allí, podés darte un baño refrescante rodeado de selva tropical. La caída de agua forma una pequeña piscina natural donde es posible nadar. No hay colas para fotos, ni drones ni gritos: solo vos y la naturaleza. ¡Un gran acierto!
11.PENGLIPURAN
Desde ahí seguimos hacia uno de los sitios que teníamos en la mira desde antes de llegar a Bali: Penglipuran, el pueblo tradicional balinés más famoso de la isla. La entrada cuesta 50.000 IDR (unos 3 €) y vale cada rupia.
Penglipuran es considerado uno de los pueblos más limpios del mundo, y destaca por haber mantenido intacta su arquitectura, cultura y forma de vida. Las casas están perfectamente alineadas, con jardines floridos, altares familiares y puertas ornamentadas que parecen sacadas de una película. No se permite circular en vehículos dentro del pueblo, lo que lo convierte en un sitio ideal para pasear a pie y sentir el ritmo pausado de la vida tradicional balinesa.
Pero más allá de lo estético, lo que enamora de Penglipuran es la calidez de su gente, que suele invitarte a entrar a sus casas, mostrarte cómo hacen artesanías, tejen o preparan café. Es una forma excelente de acercarte a la vida diaria fuera del circuito turístico.
Después de tanta caminata nos merecíamos un festín... y lo conseguimos por solo 20.000 IDR (poco más de 1 €): una hamburguesa de pollo sabrosísima en un puestito local. Comer barato en Bali es posible si estás dispuesto a salir de los lugares más “instagrameables” y apostar por los warungs sencillos. Y muchas veces, ahí están los mejores sabores.
12.MASAJES
Después de varios días de explorar templos, cascadas y pueblos tradicionales, nos regalamos una jornada de relax en Ubud, que no por nada es considerado el centro espiritual y de bienestar de Bali.
¿La mejor forma de empezar? Un buen masaje. Las opciones en la ciudad son infinitas, desde lugares de lujo hasta pequeños spas familiares. Nosotros elegimos Jelatik Spa, muy bien valorado en Google y con un ambiente cálido y profesional. Optamos por un masaje tradicional tailandés de 90 minutos, por el que pagamos 200.000 IDR (unos 12 €). ¡Una experiencia increíble que te deja como nuevo!
Si te gusta este tipo de tratamientos, podés probar otras opciones en los días siguientes: masajes balineses con aceite, reflexología, exfoliaciones con flores o incluso baños de pétalos. Ubud tiene una oferta wellness ideal para conectar con el cuerpo y bajar revoluciones.
13.GASTRONOMÍA
Y como todo en Bali gira en torno a los sentidos, cerramos el día dándonos un banquete gastronómico con los platos más emblemáticos de la cocina local.
🍽️ Comida típica indonesia que tenés que probar en Ubud
La mejor forma de sumergirte en la gastronomía local es ir a los warungs, los pequeños restaurantes familiares donde la comida es rica, barata y fresca. Si ves que hay locales comiendo ahí, no lo dudes: es buena señal. Y no tengas miedo: en general la higiene es buena y los sabores… inolvidables.
Te dejamos un repaso por los platos más clásicos que tenés que probar:
Nasi Goreng: arroz frito con vegetales, huevo, pollo o mariscos. Una bomba de sabor.
Mie Goreng: lo mismo que el anterior, pero con noodles en lugar de arroz. Fácil, barato y sabrosísimo.
Satay: brochetas de carne (casi siempre pollo) asadas a la brasa y bañadas en salsa de maní. Se acompañan con arroz glutinoso (ketupat) y son un clásico callejero.
Lumpia: rollitos fritos estilo primavera, rellenos con carne, zanahoria y fideos de arroz.
Kari Ayam: curry de pollo en leche de coco. Si te gusta el picante suave y los sabores intensos, este es tu plato.
Pisang Goreng: plátano frito, muchas veces acompañado con helado. Dulce, crujiente y muy adictivo.
Y si querés variar un poco de la comida local, también encontramos tres lugares que nos encantaron para probar otros estilos de cocina:
🥢 Sapa by Mevui: cocina vietnamita moderna, elegante y deliciosa.
🍝 Genio by Twist: para los que extrañan la pasta bien hecha o una buena burrata.
🍦 Gelato Secrets: el helado artesanal más rico de Ubud, ideal para una tarde calurosa.
Y así, después de seis días intensos entre templos milenarios, cascadas escondidas, arrozales infinitos, comidas deliciosas y masajes reparadores, cerramos nuestra aventura en Ubud de la manera más simple: disfrutando de la lluvia tropical desde nuestra terraza.
Los últimos días en Bali estuvieron pasados por agua, pero no nos importó. A veces, viajar también es saber bajar el ritmo, aprender a simplemente estar, sin apuros ni planes.
Ubud nos ofreció naturaleza, cultura, sabores nuevos y esa energía especial que tiene Bali. Un lugar donde cada esquina tiene un altar, cada sonrisa es sincera y cada día sorprende. Ya sea que vengas por la espiritualidad, por las caminatas, por la comida o simplemente a descansar, seguro te vas a llevar mucho más de lo que esperabas.
Hasta pronto, Ubud. Terima kasih.
ULUWATU
Después de nuestra estancia en Ubud, tocaba cambiar de paisaje y por fin conocer el tan anhelado mar de Indonesia. Pusimos rumbo hacia el sur de Bali, a la zona de Uluwatu, famosa por sus impresionantes acantilados, playas de surfistas, atardeceres épicos y templos colgados sobre el mar.
Llegamos con muchas expectativas, soñando con aguas cristalinas, calas escondidas y esa vibra de paraíso que tantas fotos prometen. Pero lo cierto es que nos encontramos con un destino hermoso, venido a menos. La zona oeste (la más popular) nos resultó muy sucia, especialmente en las playas más concurridas, donde la basura acumulada y la falta de mantenimiento nos quitaron un poco la ilusión.
Aun así, Uluwatu tiene sus momentos de magia. Especialmente cuando te alejás un poco de los puntos más masificados, buscás horarios menos populares o simplemente dejás que el océano y el horizonte hagan su parte. Porque si algo hay que reconocerle a esta zona, es su belleza natural impresionante y su energía salvaje.
A continuación te contamos qué hicimos, qué nos gustó, qué no tanto y cómo fue nuestra experiencia.

Los imprescindibles de Uluwatu
1.PANTAI GUNUNG PAYUNG
Llegamos a nuestro alojamiento pasado el mediodía, con muchas ganas de mar, pero también con ganas de tranquilidad. Por eso, decidimos alojarnos lejos del centro de Uluwatu, eligiendo Karang Beji Homestay, una joyita escondida que fue todo un acierto. No solo encontramos mejores precios, sino que además descubrimos que algunas de las playas que más disfrutamos durante nuestra estadía estaban por esta zona.
Una vez organizados, alquilamos una moto (imprescindible para moverse por esta parte de la isla) y nos fuimos directo a la playa más cercana: Pantai Gunung Payung.
El acceso tiene un costo simbólico de 10.000 IDR (unos 0,60€) y, aunque no lo sabíamos en ese momento, lo que venía era todo un desafío. Para llegar a la playa hay que bajar aproximadamente 300 escalones de piedra, que serpentean por el acantilado hasta encontrarse con la arena. Esta dificultad de acceso hace que la playa esté menos masificada, y eso ya la convierte en un pequeño paraíso.
Al llegar, nos encontramos con un paisaje precioso: arena blanca, aguas calmas y una tranquilidad que se agradece. Sin embargo, la marea estaba baja, lo que hizo que meterse al mar fuera un poco complicado. El agua se había retraído bastante y para alcanzarla había que caminar sobre corales afilados… cosa difícil sin calzado adecuado. Lección aprendida: antes de elegir una playa en Bali, chequeá el horario de las mareas (apps como TidesChart o Magic Seaweed pueden ayudarte con eso).
A pesar de eso, nos encantó el lugar. Fue una primera toma de contacto con las playas del sur que, aunque diferentes a lo que imaginábamos, tienen un encanto muy especial si sabés buscar bien.

2.GREEN BOWL BEACH
Nos levantamos temprano con ganas de seguir explorando las playas del sur de Bali y nos dirigimos a una de las más recomendadas por los locales: Green Bowl Beach.
Para nuestra sorpresa, el acceso es gratuito, y eso ya suma puntos. Esta playa, al igual que Gunung Payung, se encuentra al pie de un acantilado y se accede bajando unos 300 escalones, aunque esta vez el camino se sintió más empinado y entre vegetación densa.
Una vez abajo, la recompensa es enorme: una pequeña cala escondida entre paredes rocosas, con arena blanca y aguas cristalinas. La playa está flanqueada por dos cuevas naturales, perfectas para refugiarse del sol. Es un lugar ideal para quienes buscan algo más salvaje y auténtico, sin los puestos turísticos ni el bullicio de las playas más populares.
Eso sí, te aconsejamos ir con comida, bebida y calzado cómodo, porque no hay servicios de ningún tipo. Justamente eso es lo que mantiene su encanto intacto.
Ya por la tarde, volvimos a nuestra zona y decidimos cerrar el día en un lugar muy especial: Sunjung Food Bar and Drink, el restaurante del hermano de nuestro host. Se convirtió en nuestro refugio gastronómico de cabecera, con platos sabrosos, caseros y a precios súper accesibles. Además, el ambiente familiar y relajado nos hizo sentir como en casa desde el primer momento.
3.BALANGAN BEACH
Nos tomamos el día con calma y decidimos aventurarnos hacia el centro de Uluwatu para comprar un traje de baño, algo indispensable para seguir explorando la costa. Aprovechamos la salida para conocer otra de las playas más nombradas de la zona: Balangan Beach.
El acceso es gratuito, aunque se abona 5.000 IDR por el parking. La primera impresión al llegar fue contradictoria. La playa es visualmente preciosa, una larga franja de arena dorada enmarcada por acantilados y con un mar mucho más amigable para nadar. Sin embargo, la cantidad de basura a lo largo del camino y en la orilla nos chocó bastante. Desde envoltorios plásticos hasta restos flotando en el agua, el contraste con su belleza natural fue fuerte.
Es una pena que un lugar tan espectacular esté tan descuidado, y creemos que es algo que afecta bastante la experiencia. Aun así, aguantamos un rato por el entorno y porque el mar estaba tranquilo, ideal para refrescarse un poco después del calor del mediodía.
Eso sí, cuando llegó el atardecer, todo lo demás pasó a un segundo plano. El cielo se tiñó de colores naranjas, lilas y rosados que se reflejaban sobre el océano, regalándonos una postal que difícilmente olvidaremos. A veces, Bali tiene esos momentos de redención, donde todo lo malo queda suspendido por un instante de belleza pura.

4.MELASTI BEACH
En nuestro cuarto día en Uluwatu decidimos visitar Melasti Beach, una de las playas más conocidas de la zona. El ingreso cuesta 15.000 IDR por persona más 3.000 IDR de estacionamiento. La playa, enclavada entre acantilados imponentes y con aguas turquesas, prometía ser un gran plan… pero no todo salió como esperábamos.
Lamentablemente, cuando llegamos no se permitía el acceso al agua por la marea peligrosa. Y aunque el paisaje era hermoso, con más de 30 grados al sol, quedarse sin poder refrescarse no era el plan ideal. Lo más frustrante fue que nadie nos avisó de esto en la entrada, por lo que pagás sin saber que no vas a poder disfrutar plenamente del lugar.
Un poco decepcionados, decidimos levantar el ánimo con comida, y fue la mejor decisión del día: terminamos en Oribinal Burger (by Ketumbar Studio), donde comimos las mejores hamburguesas del viaje. Jugosas, sabrosas y con opciones originales.

5.GEGER BEACH & NUSA DUA
Para cerrar nuestra estadía en Uluwatu, decidimos ir a Geger Beach, en la zona de Nusa Dua. El ingreso cuesta 5.000 IDR por persona y el estacionamiento 3.000 IDR. La playa es hermosa, pero al llegar nos encontramos con la marea altísima, lo que impedía bajar al sector principal. Sin embargo, no nos rendimos: bordeamos la zona y nos aventuramos a una playa contigua, mucho menos concurrida.
Aún no sabemos si allí también se cobraba entrada (en nuestro caso no había nadie y simplemente accedimos), pero valió totalmente la pena: fue la playa más limpia que encontramos en todo el recorrido y donde más pudimos disfrutar del mar. Arena blanca, agua clara y olas amigables, el combo perfecto para decirle adiós a esta etapa del viaje.

Y como si fuera poco, esa noche celebramos nuestro quinto aniversario , así que elegimos un lugar especial para cenar: Sa Domu Italian Restaurant. Pedimos unos culurgionis (una especie de ravioles sardos rellenos de papa y menta delicadisimos) y una pizza cuatro quesos que nos pareció de otro nivel.
Nuestra experiencia en Uluwatu fue una mezcla de paisajes idílicos y contrastes que invitan a la reflexión. Llegamos ilusionados por conocer ese mar turquesa que tantas veces habíamos visto en fotos, pero nos encontramos con una realidad algo más áspera. Nos impactó la cantidad de basura, especialmente en las playas más turísticas del oeste, donde la experiencia de playa se ve claramente afectada. Eso sí, también es justo decir que estas playas ofrecen algunos de los atardeceres más hermosos que vimos en Bali.
Por suerte, decidimos alejarnos del centro y fue ahí donde descubrimos lo mejor de Uluwatu: playas tranquilas, menos masificadas y mucho más limpias. Gunung Payung, por ejemplo, nos regaló una belleza serena, mientras que Geger Beach fue el gran hallazgo final, con mar limpio y aguas ideales para nadar.
En lo gastronómico, tuvimos gratas sorpresas: warungs y restaurantes muy recomendables y con precios accesibles, ideales para terminar los días frente al mar con una buena comida.
Uluwatu no fue perfecto, pero tuvo momentos muy especiales. Quizás el consejo más valioso que podemos dar es alejarse de lo más turístico, consultar reseñas recientes en Google para tener un termómetro más certero, animarse a explorar y, sobre todo, chequear las mareas antes de elegir la playa del día. Con esas precauciones, es muy probable que encuentres tu rincón favorito en esta parte del sur de Bali.
NUSA PENIDA
A solo unos 45 minutos en barco desde Bali, Nusa Penida parece un mundo aparte. Esta isla, que forma parte del archipiélago de las Nusas (junto a Lembongan y Ceningan), ofrece un paisaje mucho más salvaje, abrupto y natural que el de su isla vecina.
Acantilados vertiginosos, playas de difícil acceso pero absolutamente espectaculares, miradores que cortan el aliento y una vibra rústica que la hace especial.
Eso sí, no es un destino fácil: las distancias son largas, las rutas están en mal estado en varios tramos y, en temporada alta, los puntos más famosos pueden estar abarrotados. Pero si vas con paciencia, planificación y el espíritu aventurero en la mochila, Nusa Penida te regala postales únicas que no vas a olvidar.
💡 Consejo: si el tiempo te lo permite, dividi tu estancia en Nusa Penida en dos partes: primero dedicar 3 o 4 días a la zona noroeste, y luego dirigirte al sureste por 2 días más. De este modo, podrás recorrer con mayor tranquilidad los principales puntos de interés.

ZONA NOROESTE DE LA ISLA
Desde nuestro alojamiento en Uluwatu nos tomamos un Gojek hasta el puerto de Sanur, que nos salió 240.000 IDR. El ticket del ferry lo compramos previamente en la página penidago.com, por 110.000 IDR cada uno, viajando con Waruna Darma Express. Salimos a las 09:00 y, para las 09:45, ya estábamos pisando Nusa Penida.
Para facilitar las cosas, ya habíamos coordinado el alquiler de la moto con nuestro alojamiento, así que apenas llegamos al puerto, la moto nos estaba esperando. Cerramos por 50.000 IDR el día, un precio más que razonable para movernos a nuestro ritmo por la isla.
1.GAMAT BAY
Una vez que retiramos la moto en el puerto, nos dirigimos hacia nuestro alojamiento: Lime Penida Cottages, ubicado en la zona noroeste de la isla. La elección fue un acierto, ya que está bien situado para explorar varias playas y miradores sin tener que hacer recorridos eternos, algo importante considerando el estado de las rutas en la isla.
Después de instalarnos y descansar un poco, decidimos arrancar nuestra exploración por la playa más cercana: Gamat Bay. La entrada es gratuita y el acceso, aunque algo empinado en su tramo final, no fue tan complicado como otras playas de la isla.
Gamat Bay es una cala escondida entre colinas y vegetación, con aguas claras, arena volcanica y un ambiente bastante tranquilo (al menos cuando fuimos nosotros). La marea estaba alta así que nos pudimos meternos al mar sin problemas, aunque siempre conviene tener cuidado porque hay zonas con corales y piedras. No hay muchos servicios, así que si planeás quedarte un rato largo, mejor ir preparado con agua y algo para picar.

2.CRYSTAL BAY
En nuestro segundo día en Nusa Penida decidimos disfrutar de uno de los lugares más conocidos de la isla: Crystal Bay. El acceso nos costó 5.000 IDR, con el estacionamiento incluido. Si bien es una playa popular y bastante concurrida, lo cierto es que entendimos por qué tanta gente la elige: el entorno es precioso, el mar es claro y tranquilo (ideal para nadar o hacer snorkel) y la playa es amplia y cómoda para tirarse a descansar un buen rato.
Nos encontramos con uno de los mejores atardeceres del viaje. El cielo se fue tiñendo de tonos naranjas, rosas y dorados, reflejándose en el agua serena de la bahía, mientras el sol se escondía detrás de las pequeñas islas rocosas frente a la costa.
Además, al haber varios warungs a pasos de la playa, es fácil quedarse hasta tarde sin preocuparse por la comida o bebida. Fue un día de desconexión total, disfrutando del mar y la calma que ofrece este rincón tan accesible y fotogénico de Nusa Penida.

3.KELINGKING BEACH
Kelingking Beach, probablemente la playa más famosa de toda Indonesia gracias a su icónica forma de “T-Rex” vista desde lo alto, es la playa imprescindible en Nusa Penida. El acceso cuesta 5.000 IDR (con parking incluido), y ya desde el primer mirador entendimos por qué esta imagen recorre el mundo entero.
Sin embargo, no todo fue perfecto: actualmente están construyendo un ascensor panorámico que rompe con el entorno natural y evidencia algo que lamentablemente está sucediendo en varias partes de Indonesia. El afán por hacer los sitios más accesibles y “aptos para el turismo actual” (léase: más instagrameables) atenta contra la esencia del lugar. Esta mirada cortoplacista está degradando espacios que supieron ser de ensueño y, además, altera un ecosistema que eventualmente dirá basta.
Dicho esto, decidimos bajar a la playa a pie. El sendero tiene aproximadamente 600 metros de longitud (solo ida) y una elevación negativa de unos 150 metros, con un desnivel muy pronunciado. La bajada es extenuante y algo peligrosa, sobre todo con el calor y el sol, ya que el camino es empinado, estrecho y solo cuenta con barandas rústicas de bambú. A esto se suma la gente que sube y baja al mismo tiempo, lo que puede dificultar el paso.
Una vez abajo, el esfuerzo se ve recompensado. El mar es simplemente espectacular, con un color turquesa profundo y espuma blanca que contrasta con la arena dorada. No suele haber tanta gente abajo, ya que la mayoría se queda en el mirador. Eso le da cierto aire salvaje, aunque no es viable meterse a nadar: el oleaje es extremadamente fuerte y peligroso. Podés refrescarte un poco en la orilla y prepararte para la subida, que es realmente agotadora.
💡 Consejo: lleven suficiente agua. En los puestos del estacionamiento los precios son altísimos (una simple lata de Coca-Cola cuesta 50.000 IDR).
A pesar del esfuerzo, fue una de las playas más hermosas y memorables que vimos en todo el viaje. No es para cualquiera, pero si te animás al desafío físico, la recompensa lo vale.
4.PANDAN BEACH
Después de visitar un lugar tan masificado (aunque impresionante) como Kelingking Beach, decidimos buscar una joyita más escondida. Justo al lado de Crystal Bay se encuentra Pandan Beach, una playa bastante remota que todavía se mantiene fuera del radar de muchos viajeros.
El acceso es algo aventurero: desde el acantilado izquierdo de Crystal Bay, se sube por unas empinadas escaleras, y desde allí hay que caminar unos 15-20 minutos a pie por la selva hasta llegar. Pero el esfuerzo vale totalmente la pena. La playa es muy virgen, con olas un poco más fuertes que las de Crystal Bay, pero con muy poca gente. Es un lugar ideal para ver el atardecer y disfrutar de un rato tranquilo, alejado de las multitudes.
🎟️ Entrada: gratuita, solo tené en cuenta el costo del parking de moto en Crystal Bay, que es de 5.000 IDR.
5.BROKEN BEACH & ANGELS BILLABONG
Ubicados al suroeste de Nusa Penida, Broken Beach y Angel 's Billabong son dos de los paisajes más impactantes de la isla, y además están uno al lado del otro, lo que permite visitarlos juntos en una misma parada.
Broken Beach es un arco natural de roca formado por la erosión del mar, que encierra una pequeña bahía en forma circular. No se puede acceder al agua, pero el paseo alrededor del acantilado regala vistas increíbles. Es realmente única y fotogénica, aunque suele estar bastante concurrida, especialmente entre las 10:00 y las 15:00, cuando llegan la mayoría de los tours desde Bali.
A pocos metros se encuentra Angel’s Billabong, una piscina natural formada entre las rocas, con aguas cristalinas que varían de color según la luz del sol. En marea baja es posible bajar (con mucha precaución) para bañarse, aunque hay que tener en cuenta que puede ser peligroso si el mar está agitado, ya que las olas entran con fuerza.
Ambos lugares son gratuitos, pero suelen cobrar 5.000 IDR por el estacionamiento. El acceso está asfaltado casi hasta el final, aunque el último tramo puede ser algo pedregoso.
💡 Consejo: ir temprano por la mañana o al atardecer para evitar el calor y las multitudes, y poder disfrutar de estos dos tesoros naturales con más tranquilidad.
ZONA SURESTE
Nos fuimos rumbo a la zona sureste de Nusa Penida para seguir descubriendo sus rincones de ensueño. Tras casi una hora de ruta por caminos serpenteantes, rodeados de palmeras y pequeños templos, llegamos a nuestro hospedaje Kepaon Gari Inn, un alojamiento sencillo pero acogedor, perfecto para descansar después de un día de playa.
Apenas dejamos las mochilas, nos lanzamos a recorrer esta parte de la isla, famosa por sus vistas panorámicas, acantilados dramáticos y playas escondidas que invitan a quedarse horas mirando el mar. El sureste de Nusa Penida tiene un ambiente mucho más relajado que el oeste: menos turistas y más contacto con la vida local .
Esta zona es también ideal para quienes buscan combinar playa y aventura. Aquí se encuentran algunos de los miradores más fotogénicos de la isla, además de puntos donde el mar cambia del azul profundo al turquesa en cuestión de metros.
6.SUWEHAN BEACH
Después de unos 35 minutos de ruta bastante destartalada —con tramos de tierra, baches y curvas que obligan a ir despacio— llegamos al pequeño parking de Suwehan Beach. Desde el acceso ya se percibe que esta es una playa poco transitada, casi un secreto bien guardado de Nusa Penida. El estacionamiento nos costó 5.000 IDR.
Eran las 11:00 a.m. cuando comenzamos el descenso, pero la marea alta nos detuvo a mitad de camino: las olas cubrían por completo las rocas que hay que atravesar para llegar a la arena. Así que, mate en mano (aunque esta vez fue la última ronda, porque nos quedamos sin yerba), nos quedamos en el acantilado disfrutando del paisaje. La espera, lejos de ser aburrida, nos regaló un espectáculo inesperado: varias tortugas nadando tranquilamente en las aguas cristalinas .
Al mediodía, cuando la marea bajó, reanudamos el descenso por la larga escalera y, finalmente, logramos franquear las rocas. El premio fue una playa totalmente para nosotros: arena blanca y fina, un enorme peñasco en medio del océano que le da un toque único, y un mar turquesa que parecía de otro mundo. Sin dudas, una de las mejores playas que encontramos en la isla.
Eso sí, hay que tener en cuenta que alrededor de las 15:00hs la playa empieza a quedar en sombra por la orientación del acantilado, y que la combinación de marea y sombra limita la visita a unas tres horas. Pero créeme: el tiempo que pases aquí será de los mejor invertidos del viaje.
Otro detalle importante es que el ascenso y descenso son pronunciados: más de 250 escalones que, sumados al calor, convierten esta playa desierta en un pequeño desafío físico. Quizás por eso sigue siendo un rincón tan solitario.
Para cerrar este magnífico día, nos fuimos a Eastside Penida, donde probamos una de las mejores pizzas napolitanas de todo el viaje.
💡 Consejo: revisa el horario de mareas antes de ir y lleva suficiente agua, ya que no hay warungs en la playa.
7. DIAMOND BEACH
Comenzamos la mañana en la impresionante Diamond Beach, uno de los lugares más fotografiados de Nusa Penida. El ingreso cuesta 45.000 IDR e incluye también el acceso a Atuh Beach, mientras que el estacionamiento son 5.000 IDR.
Nuestro consejo es llegar antes de las 10:00 hs, para evitar las grandes excursiones que llegan desde Bali y así poder disfrutar de este rincón casi en soledad. Desde el mirador se obtiene una de las postales más icónicas de la isla: acantilados de caliza blanca, agua turquesa y formaciones rocosas puntiagudas que parecen “diamantes” emergiendo del mar.
El descenso hacia la playa es toda una experiencia. Una escalera tallada en la roca serpentea entre el acantilado y el mar, con tramos empinados y cuerdas para apoyarse. Al llegar a la arena, el entorno es simplemente descomunal: palmeras inclinadas, arena blanca y un mar que invita a quedarse horas contemplando su fuerza. Aquí el baño no es lo más recomendable debido al oleaje, pero es perfecto para caminar, tomar fotos y disfrutar del paisaje.
8. ATUH BEACH
Tras la visita a Diamond, caminamos unos minutos hasta Atuh Beach, aprovechando que ya teníamos la entrada incluida. Esta playa en forma de media luna está rodeada de acantilados verdes y protegida por formaciones rocosas que, en marea baja, dejan ver pequeñas piscinas naturales.
A diferencia de Diamond, aquí el mar es más amigable y es posible bañarse con precaución. Además, cuenta con varios warungs donde probar pescado fresco, pedir un nasi goreng o simplemente disfrutar de un coco frío mientras se contempla el paisaje.
El ambiente es más relajado, ideal para quedarse un par de horas descansando en una tumbona y recuperando energías antes de continuar la ruta. La combinación de visitar primero Diamond Beach para las fotos y luego relajarse en Atuh Beach es, sin duda, una de las mejores formas de aprovechar esta zona de Nusa Penida.

📍 Otras actividades en la zona
Muy cerca de Diamond y Atuh se encuentran dos de los puntos más promocionados del sureste de Nusa Penida:
Thousand Islands Viewpoint: un mirador con vistas panorámicas a los acantilados y a las pequeñas islas que emergen del mar.
Tree House Molenteng: la famosa cabaña de madera construida sobre un árbol, desde donde se obtiene una de las fotos más populares de la isla.
El acceso a esta zona cuesta 25.000 IDR por persona, más 5.000 IDR de parking. Además, si quieres tomarte la clásica foto en la cabaña del árbol, hay un coste adicional de 75.000 IDR.
Nosotros decidimos no realizar estas actividades, ya que actualmente están muy masificadas y, en nuestra opinión, cobran de más para lo que realmente ofrecen. Sin embargo, si cuentas con tiempo extra, no te importa esperar y buscas una buena foto para tu instagram, pueden ser una opción para sumar a tu itinerario.
Nusa Penida nos regaló días intensos, caminos polvorientos, playas paradisíacas y miradores que quitan el aliento. Es una isla que exige esfuerzo: carreteras en mal estado, distancias más largas de lo que parecen en el mapa y un calor que no da tregua. Pero también es un lugar que recompensa cada kilómetro recorrido con paisajes de ensueño y rincones donde la naturaleza todavía guarda su carácter salvaje.



























































































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