top of page
  • E-mail icon_edited
  • Instagram
  • Facebook

Qué ver y hacer en Ubud

  • Foto del escritor: Jen y Licha
    Jen y Licha
  • 20 ago
  • 12 Min. de lectura

Actualizado: 4 sept

Ubud, nuestro rincón preferido de la Isla de los Dioses, fue el lugar al que destinamos más días durante nuestra estadía en la bella Bali. Y no es casualidad. Ubicado en el centro de la isla, entre verdes colinas, arrozales en terrazas y pequeños pueblos artesanos, Ubud no solo representa el alma cultural de Bali, sino también su esencia espiritual. Su nombre proviene de la palabra balinesa ubad, que significa “medicina”, haciendo alusión a las propiedades curativas de las plantas que crecían en la zona.


Aunque es la segunda ciudad más visitada de Bali, Ubud ha logrado mantener su ambiente tradicional y su carácter acogedor, a diferencia de la ruidosa y masificada Kuta, que decidimos dejar fuera de nuestro itinerario. Este encantador pueblo, rodeado de vegetación exuberante y atravesado por pequeños ríos, se convirtió en nuestro hogar durante diez días que originalmente iban a ser solo siete. Algo que, sin duda, habla de la magia que se respira en sus calles.


Es también el punto perfecto para hacer base si no planeás recorrer la isla en modo circular. Desde aquí se puede acceder fácilmente a la mayoría de los atractivos turísticos de Bali, sin renunciar al descanso ni a la buena energía que caracteriza a Ubud.


Las experiencias aquí son infinitas. Podés comenzar el día recorriendo el famoso Monkey Forest, un santuario sagrado de monos de cola larga (macaca fascicularis) que habitan libremente entre los árboles centenarios y los antiguos templos cubiertos de musgo. Seguir con una caminata por los senderos de arrozales, como el Campuhan Ridge Walk, y terminar la tarde visitando alguno de sus muchos templos hindúes, como el Pura Taman Saraswati, con su laguna de lotos y su arquitectura de ensueño.


También hay espacio para el arte: Ubud está lleno de galerías, talleres de batik, clases de danza balinesa y centros de yoga que refuerzan su reputación como centro cultural. El mercado tradicional, abierto desde la madrugada, es ideal para sumergirse en la vida local y probar frutas tropicales, comprar artesanías o simplemente observar el ajetreo diario.


En nuestro caso, fue también aquí donde nos animamos por primera vez a andar en moto. Admitimos que no es el lugar más tranquilo para aprender, ya que el tráfico en el centro puede ser caótico. Pero al alojarnos en las afueras, en el encantador Bojig House Ubud, pudimos practicar sin agobios y movernos con libertad. Por 60.000 IDR diarios (unos 3,5 €), la moto fue nuestra mejor aliada para recorrer la zona a nuestro ritmo. Y más allá del costo, recorrer caminos rodeados de palmeras y arrozales con el viento en la cara se convirtió en una de esas experiencias que uno atesora para siempre.


Ubud es una mezcla perfecta de lo moderno y lo tradicional, donde se puede pasar de un templo milenario a un café vegano con vista a la jungla. Todo con una calma contagiosa que invita a desacelerar y reconectar con lo esencial.


A continuación te compartimos nuestro itinerario día por día, seguido de una lista de lugares que quedaron pendientes pero que definitivamente merecen estar en el radar. Si estás planeando tu viaje a Bali, Ubud es, sin dudas, una parada obligatoria.


Templo Pura Gunung Kawi Sebatu
Templo Pura Gunung Kawi Sebatu


Los imprescindibles de Ubud


1.PALACIO REAL DE UBUD


Para nuestro primer día en Ubud decidimos sumergirnos en el corazón del pueblo, caminar sin apuros y empezar a conectar con su esencia. No hay mejor forma de comenzar que visitando uno de sus íconos históricos: el Palacio Real de Ubud (Puri Saren Agung), ubicado estratégicamente sobre la calle principal, Jalan Raya Ubud. Este conjunto de templos, pabellones y residencias fue construido entre 1800 y 1823 como sede de la familia real de Ubud, y aún hoy permanece habitado por sus descendientes.


Aunque no se puede acceder a todo el complejo, el patio central está abierto al público y se puede recorrer de forma gratuita. Con su arquitectura tradicional balinesa, detalles tallados en piedra y puertas ornamentadas, es una visita breve pero imperdible, ideal para empezar a familiarizarse con el arte y la simbología local.


Palacio Real de Ubud
Palacio Real de Ubud


2.PURA TAMAN SARASWATI


A tan solo unos pasos, se encuentra el elegante Pura Taman Saraswati, un templo dedicado a la diosa hindú del conocimiento, el arte y la sabiduría. Lo que más impacta al llegar es su estanque central, repleto de lotos rosas que flotan sobre el agua como si fueran parte de una pintura. Aunque originalmente se podía ingresar libremente, hoy en día cobran 60.000 IDR (aproximadamente 3,5 €) solo por el acceso al jardín, lo cual nos pareció excesivo para una visita tan acotada, así que decidimos apreciarlo desde otro ángulo. Si te pasa lo mismo, un buen truco es entrar al Starbucks que está justo al lado: desde su terraza podés ver el estanque, sacar algunas fotos y disfrutar un café en un entorno inigualable.


Pura Taman Saraswati
Pura Taman Saraswati


3.MERCADOS


Seguimos la jornada en uno de los sitios más animados de la ciudad: los mercados de Ubud. Frente al palacio se encuentra el Mercado de Arte Tradicional, un paraíso para los amantes del shopping con alma viajera. Aquí se pueden encontrar desde tallas en madera y textiles batik, hasta vestidos, pareos, bolsos, pinturas, especias y toda clase de souvenirs. Justo detrás, el mercado local ofrece un ambiente más auténtico, donde los lugareños hacen sus compras diarias. Aunque no compres nada, vale la pena perderse entre los pasillos para conocer más de cerca la vida cotidiana balinesa.


Mercado de Ubud
Mercado de Ubud


4.CALLEJEAR SIN RUMBO


Después de recorrer el centro, simplemente nos dedicamos a perdernos por las calles de Ubud, una de las mejores formas de descubrir rincones inesperados. Calles tranquilas con casas tradicionales, pequeños altares con ofrendas florales, talleres de artistas, boutiques escondidas, templos en cada esquina y muchas sonrisas. Eso sí, si hay algo que también abunda en Bali, son los perros. En especial en Ubud, donde viven sueltos, tranquilos y en armonía con los locales. Nosotros, fanáticos de los animales, quedamos encantados.


Y para cerrar el día con broche de oro, mientras caminábamos por la calle Jl Kajeng, una de las más pintorescas y creativas de Ubud (famosa por sus mensajes tallados en las piedras del suelo), nos encontramos de casualidad con un pequeño local de hamburguesas: Gaeas Burger Ubud. No esperábamos mucho, pero terminó siendo una grata sorpresa. Probamos ahí la mejor hamburguesa de pollo de todo Bali, y no estamos exagerando. Un cierre perfecto para nuestro primer día lleno de historia, cultura, compras y sabor local.



5.ANDAR EN MOTO


Hoy nos animamos a uno de los grandes clásicos en Bali: recorrer la isla en moto. Y si hay un consejo que podemos darte después de nuestra experiencia es este: explorar Bali en moto es un antes y un después. Es sin dudas la forma más auténtica, libre y económica de moverse por la isla. A diferencia del tráfico lento o limitado del transporte público, la moto te da independencia total para llegar a esos templos escondidos, arrozales solitarios o cafeterías perdidas entre palmeras.


El alquiler lo conseguimos por 60.000 IDR diarios (aprox. 3,5 €), y llenar el tanque costó 40.000 IDR (2,3 €), con lo que recorrimos tranquilamente durante toda nuestra estadía en Ubud. Ahora, una advertencia necesaria: el tránsito en Bali (y especialmente en Ubud centro) puede ser bastante caótico, con motos, coches, peatones y ofrendas en el suelo por todas partes. Por eso, te recomendamos lo que hicimos nosotros: practicar unas horas en zonas más tranquilas, como los alrededores de nuestro alojamiento, hasta ganar confianza y soltarse en las calles principales.




6.MONKEY FOREST


Una vez dominado el volante (o el manubrio, mejor dicho), pusimos rumbo a uno de los sitios más visitados de Ubud: el famoso Monkey Forest (Mandala Suci Wenara Wana). Este santuario natural está ubicado al sur del centro de Ubud y se trata de un bosque tropical protegido donde vive una comunidad de más de 1.200 macacos de cola larga balineses. Lo interesante es que aquí los monos no están enjaulados ni domesticados: son libres y viven en su entorno natural, en armonía con el bosque, entre árboles centenarios y templos sagrados.


La caminata por los senderos es muy placentera, con puentes de piedra cubiertos de musgo, esculturas antiguas y la sensación de estar en una película de aventuras. La entrada cuesta 100.000 IDR (unos 5,8 €). Eso sí: no lleves comida y evitá tocarlos o hacerles selfies. Aunque parecen simpáticos (y lo son), si se sienten invadidos o detectan algo que les interese (como una botella, anteojos de sol o bolsas), no dudarán en acercarse. Lo mejor es observarlos con respeto y dejar que vivan a su aire.


Después del paseo, con hambre y ganas de algo occidental, encontramos una joyita: Mamma Mia Pizza, una pizzería con horno a leña que fue amor a primer bocado. Masa crujiente, ingredientes frescos y un ambiente relajado. Pero como no todo termina con una buena pizza, cruzamos a la calle Hanoman para darnos un capricho en Gelato Secrets, una heladería artesanal con sabores tan tentadores que elegir fue un desafío: matcha, pistacho, menta con cacao orgánico, todos una delicia.


Así terminó nuestro segundo día en Ubud, combinando aventura, naturaleza, gastronomía y nuevas libertades sobre dos ruedas.




7.CASCADAS EN UBUD KANTO LAMPO VS TIBUMANA


Una de las experiencias más recomendadas en los alrededores de Ubud es visitar sus cascadas escondidas entre la selva tropical. Así que para nuestro tercer día decidimos salir temprano, subirnos a la moto y lanzarnos a descubrir algunas de las más famosas.


Nuestra primera parada fue la Cascada Kanto Lampo, ubicada a unos 9 km al sureste de Ubud centro. La entrada cuesta 25.000 IDR (aprox. 1,5 €), y aunque el entorno natural es hermoso, lamentablemente sentimos que este lugar ya no conserva el encanto que seguramente supo tener. Hoy en día es una víctima del turismo de Instagram: largas colas para sacarse la foto perfecta, gente pagando hasta 100.000 IDR para que les hagan una foto en la roca más icónica y una sensación de estar en un “set” más que en un rincón de naturaleza virgen.


Ojo, no decimos que no lo visites, pero si buscás una experiencia más auténtica, tal vez esta no sea la parada ideal.


Cascada Kanto Lampo
Cascada Kanto Lampo

Por suerte, todo cambió en nuestra segunda visita del día: la preciosa Cascada Tibumana. Ubicada a 13,5 km de Ubud centro, también tiene una entrada de 25.000 IDR, pero la atmósfera aquí fue completamente distinta. Mucho más tranquila, rodeada de vegetación exuberante y con un sendero que te prepara para la belleza del salto de agua, Tibumana nos regaló uno de los mejores momentos en Bali. Nos metimos al agua y terminamos quedándonos más de dos horas.


Cascada Tibumana
Cascada Tibumana

Cerramos el día como más nos gusta: con buena comida local y una cerveza Bintang bien fría. Fuimos a Warung Nova, un sitio sencillo pero con platos auténticos, sabrosos y muy bien de precio. Probamos nasi goreng, sate de pollo y un curry balinés picantito, todo delicioso.



8.TEMPLOS EN UBUD


Nuestro cuarto día en Ubud lo dedicamos a dos de los mayores íconos culturales y naturales del corazón de Bali: los templos escondidos entre la selva y los famosos arrozales en terrazas que han dado la vuelta al mundo.


Comenzamos la jornada visitando el Pura Gunung Kawi Sebatu, no confundir con el templo Gunung Kawi de Tampaksiring. Este templo menos conocido —y quizás por eso más especial— es una joya escondida, ubicada a unos 12 km al norte de Ubud, cerca de Tegallalang. Rodeado de una frondosa vegetación y con estanques sagrados llenos de flores de loto, este complejo dedicado al dios Vishnu es uno de los templos de agua más hermosos y tranquilos de Bali. La entrada cuesta 50.000 IDR (unos 3 €), y realmente vale cada rupia.


Lo que más nos gustó fue su atmósfera espiritual y apacible: sin aglomeraciones. Un lugar perfecto para respirar profundo, conectar con el entorno y entender por qué a Bali la llaman la Isla de los Dioses.




9.ARROZALES DE TEGALLALANG


Después de esta visita espiritual, pusimos rumbo hacia uno de los lugares más icónicos del paisaje balinés: los arrozales en terrazas de Tegallalang, a solo 10 minutos de allí. Aunque es una zona muy popular y suele haber bastante gente, el espectáculo visual es innegable. Las terrazas perfectamente escalonadas, con su intenso verde esmeralda, forman una de las postales más emblemáticas de Bali. Si bien hay muchas zonas donde caminar (algunas con cobros simbólicos que rondan los 10.000 IDR), el consejo es elegir un sendero poco transitado y disfrutar a tu ritmo.


Para almorzar, hicimos una parada ideal: Carik Terrace Warung, un pequeño restaurante tradicional con vistas directas a los arrozales. Si estás buscando un lugar donde comer tranquilo, con buena comida local, precios accesibles y un entorno privilegiado, este es tu sitio. Lo mejor fue hamacarnos con vistas a los campos de arroz. Prejuzgamos un

poco la actividad y nos terminamos sorprendiendo.




10.CASCADA GOA RAJA


El quinto día en Ubud nos llevó a descubrir rincones menos conocidos pero no por eso menos encantadores. Una jornada para disfrutar de la naturaleza, de la cultura local… y de una hamburguesa por el precio de un café.


Nuestra primera parada fue en la cascada Goa Raja, ubicada a unos 12 km del centro de Ubud. La entrada cuesta 25.000 IDR (aprox. 1,50 €). Este lugar no suele estar en los circuitos turísticos más populares, lo cual para nosotros fue una ventaja. Se trata de una cascada escondida entre la vegetación, con un ambiente muy tranquilo y relajado, perfecta para quienes buscan escapar de la masificación que sufren otras cascadas famosas de Bali.


El sendero para llegar no es complicado y, una vez allí, podés darte un baño refrescante rodeado de selva tropical. La caída de agua forma una pequeña piscina natural donde es posible nadar. No hay colas para fotos, ni drones ni gritos: solo vos y la naturaleza. ¡Un gran acierto!




11.PENGLIPURAN


Desde ahí seguimos hacia uno de los sitios que teníamos en la mira desde antes de llegar a Bali: Penglipuran, el pueblo tradicional balinés más famoso de la isla. La entrada cuesta 50.000 IDR (unos 3 €) y vale cada rupia.


Penglipuran es considerado uno de los pueblos más limpios del mundo, y destaca por haber mantenido intacta su arquitectura, cultura y forma de vida. Las casas están perfectamente alineadas, con jardines floridos, altares familiares y puertas ornamentadas que parecen sacadas de una película. No se permite circular en vehículos dentro del pueblo, lo que lo convierte en un sitio ideal para pasear a pie y sentir el ritmo pausado de la vida tradicional balinesa.


Pero más allá de lo estético, lo que enamora de Penglipuran es la calidez de su gente, que suele invitarte a entrar a sus casas, mostrarte cómo hacen artesanías, tejen o preparan café. Es una forma excelente de acercarte a la vida diaria fuera del circuito turístico.


Después de tanta caminata nos merecíamos un festín... y lo conseguimos por solo 20.000 IDR (poco más de 1 €): una hamburguesa de pollo sabrosísima en un puestito local. Comer barato en Bali es posible si estás dispuesto a salir de los lugares más “instagrameables” y apostar por los warungs sencillos. Y muchas veces, ahí están los mejores sabores.




12.MASAJES


Después de varios días de explorar templos, cascadas y pueblos tradicionales, nos regalamos una jornada de relax en Ubud, que no por nada es considerado el centro espiritual y de bienestar de Bali.


¿La mejor forma de empezar? Un buen masaje. Las opciones en la ciudad son infinitas, desde lugares de lujo hasta pequeños spas familiares. Nosotros elegimos Jelatik Spa, muy bien valorado en Google y con un ambiente cálido y profesional. Optamos por un masaje tradicional tailandés de 90 minutos, por el que pagamos 200.000 IDR (unos 12 €). ¡Una experiencia increíble que te deja como nuevo!


Si te gusta este tipo de tratamientos, podés probar otras opciones en los días siguientes: masajes balineses con aceite, reflexología, exfoliaciones con flores o incluso baños de pétalos. Ubud tiene una oferta wellness ideal para conectar con el cuerpo y bajar revoluciones.



13.GASTRONOMÍA


Y como todo en Bali gira en torno a los sentidos, cerramos el día dándonos un banquete gastronómico con los platos más emblemáticos de la cocina local.


🍽️ Comida típica indonesia que tenés que probar en Ubud


La mejor forma de sumergirte en la gastronomía local es ir a los warungs, los pequeños restaurantes familiares donde la comida es rica, barata y fresca. Si ves que hay locales comiendo ahí, no lo dudes: es buena señal. Y no tengas miedo: en general la higiene es buena y los sabores… inolvidables.


Te dejamos un repaso por los platos más clásicos que tenés que probar:


  • Nasi Goreng: arroz frito con vegetales, huevo, pollo o mariscos. Una bomba de sabor.

  • Mie Goreng: lo mismo que el anterior, pero con noodles en lugar de arroz. Fácil, barato y sabrosísimo.

  • Satay: brochetas de carne (casi siempre pollo) asadas a la brasa y bañadas en salsa de maní. Se acompañan con arroz glutinoso (ketupat) y son un clásico callejero.

  • Lumpia: rollitos fritos estilo primavera, rellenos con carne, zanahoria y fideos de arroz.

  • Kari Ayam: curry de pollo en leche de coco. Si te gusta el picante suave y los sabores intensos, este es tu plato.

  • Pisang Goreng: plátano frito, muchas veces acompañado con helado. Dulce, crujiente y muy adictivo.


Y si querés variar un poco de la comida local, también encontramos tres lugares que nos encantaron para probar otros estilos de cocina:


  • 🥢 Sapa by Mevui: cocina vietnamita moderna, elegante y deliciosa.

  • 🍝 Genio by Twist: para los que extrañan la pasta bien hecha o una buena burrata.

  • 🍦 Gelato Secrets: el helado artesanal más rico de Ubud, ideal para una tarde calurosa.



Y así, después de seis días intensos entre templos milenarios, cascadas escondidas, arrozales infinitos, comidas deliciosas y masajes reparadores, cerramos nuestra aventura en Ubud de la manera más simple: disfrutando de la lluvia tropical desde nuestra terraza.


Los últimos días en Bali estuvieron pasados por agua, pero no nos importó. A veces, viajar también es saber bajar el ritmo, aprender a simplemente estar, sin apuros ni planes. 


Ubud nos ofreció naturaleza, cultura, sabores nuevos y esa energía especial que tiene Bali. Un lugar donde cada esquina tiene un altar, cada sonrisa es sincera y cada día sorprende. Ya sea que vengas por la espiritualidad, por las caminatas, por la comida o simplemente a descansar, seguro te vas a llevar mucho más de lo que esperabas.


Hasta pronto, Ubud. Terima kasih.


Comentarios


bottom of page